1Juan 15:18 “Si el mundo os aborrece, sabed~~ que a mí me ha aborrecido antes que a vosotros.”

¿Quién quieres que sea tu peor enemigo: el mundo o Dios? Todos debemos elegir. Si amas al mundo, te tratará temporalmente bien, pero es un amo inconstante y cruel; y aún peor, ese compromiso con el mundo te hace enemigo de Dios: “Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios” (Santiago 4:4).

Por otro lado, la amistad con Dios provoca inevitablemente la ira del sistema del mundo.

Es imperativo escoger entre Dios y el mundo porque son opuestos; y además: “Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas” (Mt 6:24).

Juan describió al sistema mundial como una estructura social manipulada por el control satánico que siempre será hostil con el pueblo de Dios. Por ahora, el Espíritu de Dios “detiene (al anticristo), a fin de que a su debido tiempo (luego del Arrebatamiento) se manifieste” (2 Ts 2:6, 7b).

Ahí las fuerzas satánicas no tendrán restricción para oponerse contra quienes se atrevan a vivir la Palabra de Dios. Unos pocos sobrevivirán a la horrible persecución del Período de la Tribulación (Ap cap. 4-19); pero ahora “ya está en acción el misterio de la iniquidad” (2 Ts 2:7a).

Jesús fue odiado al nacer (Mt 2:13-16) y durante todo Su ministerio. Los discípulos tenían que aceptar la inevitable persecución o alejarse, tal como la semilla que cayó en “los pedregales” (Mt 13:20), el que “oye la palabra, y al momento la recibe con gozo; pero no tiene raíz en sí, sino que es de corta duración, pues al venir la aflicción o la persecución por causa de la palabra, luego tropieza” (13:21). Debemos decidir seguir a Jesús, sabiendo que no será una decisión popular.

Para el creyente, es un honor soportar golpes por Jesús. Jesús nos dice: “El mundo no es mi amigo, ni tampoco será de ustedes. ¿Te mantendrás fiel a Mi Palabra pase lo que pase?” No esperes menos hoy. Ten valor.

“Señor Jesús, mi alma pecadora quiere ser popular, pero el precio es demasiado alto porque demanda que me conforme a ellos. Mi corazón quiere caminar contigo y ser como Tú.  Yo prefiero Tu amistad independientemente de las consecuencias.”