Ef.4: 26 “Airaos~~, pero no pequéis~|; no se ponga el sol ~| sobre vuestro enojo.”
La mayoría de los enojados toma el versículo “Airaos” como licencia para mostrar libremente su ira.
Este mandamiento “estén continuamente enojados” no se refiere a un momento impulsivo de furia, ni a algo provocado por resentimiento, sino a una convicción profunda y determinada, que no es una respuesta personal hacia una ofensa sino indignación contra algo equivocado, inmoral o injusto.
Esa ira sintió Jesús contra el abuso de los cambistas en el templo (Mt 21:12; Jn 2:15), pero nunca tuvo enojo egoísta por algo que hicieran contra Su Persona. La ira pecaminosa es en beneficio propio, es decir, cuando alguien expresa resentimiento o hiere a otro por venganza.
Cualquier tipo de venganza es pecado. La ira, incluso la indignación santa, puede degenerar en odio, disgusto, falta de perdón, resentimiento, amargura y malicia, todo lo cual nos está prohibido. Por esta razón, Pablo añade: “no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo”.
El enojo es una respuesta peligrosa, como dice Santiago, “Todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse; porque la ira del hombre no obra la justicia de Dios” (Stg 1:19-20). Las respuestas emocionales producen castigos inequitativos. Pablo dijo que estos “arrebatos de ira” (Gá 5:20) son “obras de la carne” (5:19).
En situaciones de ira, el creyente puede demostrar la llenura del Espíritu ejercitando “dominio propio” (Gá 5:23). La sabiduría advierte que, “El hombre iracundo promueve contiendas” (Prov 15:18), y que es mejor no ser amigo de una persona iracunda (22:24). Además, un síntoma clave del necio es su constante manifestación de ira (Ec 7:9).
En caso de que la ira se manifieste en nuestras emociones, nos manda que “no se ponga el sol sobre vuestro enojo”. Aquí la palabra “enojo” dice que nace de las convicciones internas y no por provocaciones externas.
La ira es básicamente un comportamiento egoísta, indisciplinado y vengativo que no tiene lugar alguno en el estilo de vida cristiano y que, además, destruye la paz entre hermanos. ¿Rindes cuentas a alguien por tu ira?
“Enséñame a tener ira por lo que Tú tienes ira y a tener gracia; también a reconocer mi ira egoísta como pecado y manipulación para conseguir lo que quiero.”