Ef. 4:27 “Ni deis~~ lugar al diablo.”
“Conoce a tu enemigo” es una estrategia de la milicia, de los negocios y de los deportes, pero pocos cristianos conocemos las estrategias de nuestro archienemigo.
Satanás es un ser creado, un ser angelical extremadamente poderoso, que eligió exaltarse a sí mismo encima de todo lo que Dios es.
No es omnipresente, omnisciente ni omnipotente, entonces él no puede leer la mente de una persona, solo Dios lo puede hacer. Su principal poder es la sugerencia, pero él es limitado. Él trabaja en base a la accesibilidad de nuestras mentes y nos percibe por nuestra apertura a sus ideas.
Pablo advirtió “Pónganse toda la armadura de Dios para que puedan hacer frente a las artimañas del diablo” (Ef 6:11NTV). Una de esas estrategias es sugerirnos falsas ideas o justificaciones para las reacciones destructivas que tenemos en nuestras relaciones: “El Espíritu dice claramente que, en los últimos tiempos, algunos abandonarán la fe para seguir a inspiraciones engañosas y doctrinas diabólicas” (1 Tim 4:1NTV).
Todo lo que Satanás necesita es un anfitrión receptivo. Esto no significa que la persona debe intencionalmente estar abierto al poder o a la influencia satánica. Solamente significa que Satanás puede sembrar sugerencias en la mente de una persona que no tiene discernimiento o que es muy susceptible. Uno de los síntomas que él busca es la ira.
El negativo, no, es un conectivo que une este mandamiento con los anteriores mandamientos referentes a la ira. Una razón adicional para que tu ira no se incremente es “no dar lugar al diablo”.
J. B. Philips parafrasea este versículo así: “Nunca voy a estar enojado…y no le voy a dar un asidero al diablo”. La ira es tierra fértil para sembrar pensamientos perfectamente sincronizados que justifiquen la proliferación de acciones peligrosas y destructivas hacia otras personas.
Nada atrae más a los demonios que una persona iracunda: “Practiquen el dominio propio y manténganse alerta. Su enemigo el diablo ronda como león rugiente, buscando a quién devorar” (1 P 5:8). Evitemos dar a Satanás una apertura a nuestras mentes.
“Señor, que el miedo a ser influenciado por sugerencias demoníacas me guarden de tener reacciones emocionales. Dame ideas de Tu palabra para fortalecer mi dominio propio.”