Mat. 5:29-30 “Por tanto, si tu ojo derecho te es ocasión de caer, sácalo, y échalo de ti*~; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno. Y si tu mano derecha te es ocasión de caer, córtala, y échala de ti*~; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno”.
Jesús dio una de las declaraciones más condenatorias de la Biblia, “cualquiera que mira a una mujer (o a un hombre) para codiciarla(o), ya adulteró con ella (él) en su corazón” (Mt 5:28).
El pecado comienza con el pensamiento lujurioso de un acto pecaminoso. “Siembra un pensamiento y cosecharás una acción. Siembra una acción y cosecharás un hábito. Siembra un hábito y cosecharás un carácter. Siembra un carácter y cosecharás un destino”.
Job dijo; “Hice pacto con mis ojos; ¿Cómo, pues, había yo de mirar a una virgen?… Si mis pasos se apartaron del camino, si mi corazón se fue tras mis ojos, y si algo se pegó a mis manos, siembre yo, y otro coma, y sea arrancada mi siembra” (31:1, 7-8).
“Te es ocasión de caer” significa “poner una trampa o un tropiezo”. Una persona llega a pecar por lo que permite que deseen sus ojos o su mente. Habla del disparador de una trampa, donde se coloca la carnada, que cuando lo toca el animal se cierra y lo atrapa.
Todo lo que provoque o estimule nuestra lujuria debería ser radicalmente eliminado de nuestras vidas.
Eliminar las influencias externas dañinas no cambiarán un corazón lujurioso y avaro haciéndolo puro, pero sí evitaría alimentar la lujuria, y no compartir indirectamente actos pecaminosos que luego serán inevitables.
Pablo dio la solución: “derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo” (2 Co 10:5).
Controlamos nuestros pensamientos por lo que, y a quien, escuchamos, leemos o vemos. Sé honesto. Confiesa. Renuncia. Planifica llenar tu tiempo con pensamientos que honren a Cristo.
“Enséñame a ofenderme como Tú por el pecado. Pon en mí el compromiso de dar pasos para eliminar y evitar en mi vida toda fuente de tentación que viole Tu palabra.”