1 Cor 6:18, “Huid~~ de la fornicación. Cualquier otro pecado que el hombre cometa, está fuera del cuerpo; mas el que fornica, contra su propio cuerpo peca.”
El sexo es parte hermosa y esencial del plan de Dios para el matrimonio. Es el aspecto más íntimo, privado, placentero, satisfactorio, saludable y privilegiado de la vida del casado.
La violación de esta confianza mutua duele más profundo y lastima por más tiempo que cualquier otra ofensa. Cuestionamos el carácter de Dios cuando ignoramos Su instrucción que marca lo permitido y lo prohibido.
Tan dañina como las infecciones transmitidas sexualmente y la amenaza del SIDA es la forma como el participante inmoral “peca contra su propio cuerpo”.
Ningún otro pecado contra el cuerpo se compara con el efecto de los pecados sexuales sobre la memoria, personalidad, psiquis, emociones, actitudes en sus otras relaciones, y en el alma: “Mas el que comete adulterio es falto de entendimiento; corrompe su alma el que tal hace. Heridas y vergüenza hallará, y su afrenta nunca será borrada” (Prov 6:32-33).
Pablo comienza con el mandamiento “estar continuamente huyendo de la fornicación”, o “continuamente huyan a toda prisa del peligro de la inmoralidad”. No tengan curiosidad ni busquen experimentarla.
Ordena ser proactivo evitándola inmediata y completamente. En la naturaleza humana hay un punto en el que tus impulsos se vuelven irresistibles, llevándote a tu auto-destrucción. Evita acercarte a ese punto.
“¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?” (1 Co 6:19). Si eres creyente, tu cuerpo no es tuyo, fue creado con un propósito.
El sexo es más que un mero acto físico como el de dar la mano o dar un beso. Es la unión de las almas y seres físicos de dos personas, por eso es hermoso solo en el matrimonio.
Nuestra sociedad ha hecho una religión de adoración al sexo. El creyente obediente debe hacer elecciones diarias para mantenerse puro para el matrimonio y dentro de él.
“Haz a mi espíritu sensible a los pecados que ofenden Tu Espíritu y dame la convicción de evitar toda tentación sensual y que así mi corazón esté solamente lleno de todo lo que Tú amas. Gracias por Tu paciencia y perdón.”