Abril 3. Humíllate bajo la mano de Dios y espera.

1 Pedro 5:6 “Humillaos*~, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo.”


Buscar importancia lleva a querer ser el mejor, el más admirado, el más poderoso o el más famoso.  Este mandamiento es opuesto a todo lo que, según nuestra cultura, necesitamos para ser felices.

“Pues” une este versículo al anterior: “Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes” (1 Pedro 5:5), diciendo que es sabio “decidirse inmediatamente a humillarse.

En lugar de tratar de tener el control total de nuestras vidas y destinos, el verbo aoristo imperativo demanda una decisión urgente de someterse a lo que sea y cuando sea que la voluntad de Dios permita. Debemos comprometernos internamente a confiar que la “mano poderosa” de Dios dirija las circunstancias y el tiempo como Él considere mejor.

Jesús enseñó este importante principio: “Porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla, será enaltecido” (Lucas 14:11; 18:14).

Humildad no significa depreciarte sino reemplazar tu motivación egoísta, centrada en ti mismo, por otras prioridades centradas en otros. Debemos decidir que nuestras necesidades personales, deseos, intereses, y ambiciones bajen de prioridad y que las necesidades de otros sean nuestra misión principal (Fil 2:2-4).

En este contexto, cuando tú dejas de querer controlar tu vida y permites que Dios la controle totalmente, ocurre un proceso en el que Dios es el centro y tú te humillas.  El versículo que sigue dice, “echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros” (5:7).

Es vano creer que tú puedes manejar tu vida y que puedes satisfacer todas tus necesidades (y deseos) mejor que Dios. A menudo es humillante volverse totalmente dependiente de las intervenciones de Dios para sobrevivir, pero es claro que el camino de Dios hacia la exaltación es morir a sí mismo y entregar el control. ¿Puedes confiar que Su “mano poderosa” proveerá para ti… a Su tiempo? ¿Asumirás una tarea humilde para Dios, la cual beneficie a otros y que pocas personas puedan verla?

Mi ego es tan engañoso que tiendo a pensar en mi importancia y en lo que creo merecer en la vida más que en la importancia de otros y en lo que puedo darles yo a ellos.  Enséñame a pensar humildemente.

 

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