1 Tim 6:1 “Todos los que están bajo el yugo de esclavitud, tengan~~ a sus amos por dignos de todo honor, para que no sea blasfemado el nombre de Dios y la doctrina”.
Si actualmente son difíciles algunas situaciones laborales, ¡imagínate ser esclavo en el primer siglo!
Los historiadores estiman que el 70 por ciento de la población Romana eran esclavos, por ende las iglesias tenían una significativa mezcla de amos, hombres libres y esclavos.
Esto inspiró muchas de las instrucciones para las iglesias del Nuevo Testamento. Para todos los que han confiado en Cristo “no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús” (Gá 3:28).
Cuando la iglesia se congregaba, las distinciones sociales desaparecían ante Cristo, pero no necesariamente cuando volvían a la sociedad. Los malentendidos y las suposiciones forzaron a Pablo a dar instrucciones y aclarar esto a las iglesias (1 Co 7:20-24; Gá 3:28; Ef 6:5-9; Col 3:22-25; 1 P 2:13-15 y 1 Tim 6:1).
Dice que a los “amos”, gerentes, jefes o superiores de hoy “siempre y continuamente se los considere merecedores de todo el honor”. Igual que las viudas (1 Tim 5:3) y los ancianos (5:17) deben recibir ese mismo honor, independientemente de cómo nos sintamos con respecto a ellos. Toda la reputación del evangelio está en juego.
El comportamiento y la actitud que muestra un creyente en el trabajo tiene un impacto poderoso en sus superiores y da credibilidad al evangelio y al poder de Dios por haber cambiado a esa persona ¿Qué tipo de Dios enseñaría vagancia, malas actitudes, insubordinación, rebeldía e irrespeto a los superiores?
Los superiores siempre protegerán a un subordinado que los respeta y honra (protegiéndolos de rumores y escuchando bien las instrucciones para cumplir todo lo que se les pida).
Aun si no es “digno” de honor, debe ser tratado con honor porque es un ser humano (Tit 3:1-2); y, gracias al nuevo amor de Dios, debemos servir al superior como a Cristo Mismo. Cada creyente es responsable de cuidar la reputación de Cristo honrando a los demás, especialmente a sus superiores.
“Si los líderes necesitan respeto e importancia, por favor dame la gracia para darles con sinceridad lo que internamente necesitan, todo para honrar Tu nombre.”