1 Tes. 2:15 “Así que, hermanos, estad firmes~~, y retened~~ la doctrina que habéis aprendido, sea por palabra, o por carta nuestra.”
Es impresionante que la religión más pacífica del mundo, el Cristianismo, sea malentendida, ridiculizada y perseguida.
Aun así, debemos continuar contando la más grande historia que existe. La única esperanza es que quienes conocen el mensaje de la gracia de Dios lo compartan al mundo.
No hay privilegio mayor que unirse a Cristo y entregar la vida para beneficiar a quienes nos odian. Cuando compartimos a Cristo, dejamos clara “la gloria de nuestro Señor Jesucristo” (2 Ts 2.14). La victoria está ganada. Quienes están con Cristo pueden descansar seguros “porque no nos ha puesto Dios para ira, sino para alcanzar salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo” (1 Ts 5:9).
Pablo exhorta al creyente a “estar continuamente firme” o “perseverar, ser fiel a toda costa”. Sus discípulos enfrentarían fuertes presiones de persecución, falsos maestros, tentaciones, desaliento y apatía, lo cual podría costarles todo, tal como a Pablo.
“Retener continuamente” o “captar con toda tu fuerza” significa “tener en cuenta, dar poder” a las enseñanzas. Siempre necesitamos ser animados y exhortados (1 Co 15:58; 16:13, Ef 6:11, 13, 14; Fil 4:1) no para ser débiles o vacilar, sino para firmemente seguir el ejemplo y los mandamientos de Pablo.
La “doctrina que habéis aprendido” o “la enseñanza de los mandamientos transmitidos” no habla de prácticas extra bíblicas o eclesiásticas condenadas en Mateo 15:3, 6; Marcos 7:8-9, 13; y Colosenses 2:8; sino de la revelación divina (2 Ts 3:6; 1 Co 11:2) llamada “tradición oral”, muy diferente de la “tradición de los ancianos” o de las prácticas de los líderes de la iglesia.
Pero ese no es el mensaje de este pasaje, sino que retengan rápidamente lo que Dios les revelaba a través de los apóstoles, como cuando en Hechos 2:42 se reunieron para “perseverar en la doctrina de los Apóstoles”. Así nosotros debemos “refrescar y obedecer” la “fe que ha sido una vez dada a los santos” (Judas 3), “guardar lo que se nos ha encomendado” (1 Tim 6:20), y “obedecer” por el poder del “Espíritu que mora en nosotros” (2 Tim 1:14).
Renueva hoy tu compromiso de obedecer las Escrituras.
“Señor, enséñame a distinguir entre las tradiciones legalistas de los hombres y las tradiciones bíblicas que nos enseñan Tus mandamientos. Yo amo Tus instrucciones; Ayúdame a recordarlas hoy para honrarte.”