Agosto 14. Despiértate tú que duermes.

2Efesios 5:14 “Por lo cual dice:  ¡Despiértate,*~  tú que duermes! Y levántate *~ de los muertos, Y te alumbrará Cristo!”

Pablo explicó que todos los creyentes estuvieron una vez “llenos de oscuridad” (Ef  5:8a).  Ahora que han llegado a la Luz, pasan a ser como “luz” (5:8b) capaces de ver “lo que es agradable al Señor” (5:10). Ahora que pueden ver, deben evitar todo tipo de tinieblas y denunciarlas (5:11).

Los no creyentes no saben lo “vergonzoso” de sus acciones  frente al Dios santo (Ef  5:12). Disfrutan vivir “en secreto”. Pero los creyentes no deben tener ninguna relación con esas “obras infructuosas de las tinieblas” (5:11).

La luz de la Palabra de Dios expone a los perversos, viles y repugnantes pecadores. Es increíble cómo Dios nos pudo amar. Él envió a Su Espíritu Santo para “convencer al mundo de pecado” (Jn 16:8) a fin de que los pecadores puedan conocer su verdadera condición y su necesidad desesperada de un Salvador (Gá 3:24). A pesar de cuánto Dios siente nuestro pecado, Él nos ama.

Cuando el pecador conoce y acepta su condición espiritual muerta, la Palabra comienza a hacer raíz en su corazón: “Si decimos que no tenemos pecado… la verdad no está en nosotros” (1 Jn 1:8).

Esta obra del Espíritu, previa a la conversión, lleva a la persona a entender que está perdida y que necesita desesperadamente de un Salvador, y que no tiene bondad personal alguna para merecer la salvación.

“¡Despiértate, tú que duermes, y levántate de los muertos!”: La metáfora cambia de la oscuridad del pecado a la muerte espiritual del pecador.  El mandamiento llama a arrepentirse y alejarse de creer ingenuamente que es bueno, o de estar falsamente seguro en una religión y pasar a creer exclusivamente en Cristo, dependiendo solamente en Su muerte como pago completamente satisfactorio por la deuda del pecado.

Si confías en Él, “te alumbrará Cristo”.  Tus pecados serán perdonados y reemplazados por el regalo increíble de Su justicia.  Solo esto nos hace aceptables a Dios. Pablo grita al incrédulo “que duerme” diciéndole que debe despertar a la verdad del evangelio.  ¿Cuándo fue la última vez que compartiste las buenas nuevas de la redención de Cristo?

“Señor, por qué estamos muchos de nosotros dormidos en cuanto al propósito de Tu reino? ¿Estamos tan llenos de nuestros planes, que Tus planes son desplazados? Haz que este día sea para Ti.”

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