Juan 15:4 “Permaneced*~ en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí.”
Muchas organizaciones preguntan: “¿Estás con nosotros o contra nosotros?”. Si alguien va a ser productivo, debe comprometerse. Ocho veces presenta Juan a Jesús en este capítulo como el Jardinero que desea fruto (15:2 [tres veces], 15:4 [dos veces], 15:5, 15:8, 15:16). Este pensamiento es progresivo: de “llevar fruto” (15:2), a llevar “más fruto” (15:2), y producir “mucho fruto” (15:5, 8). ¿Cómo podemos hacer para que esto suceda en nuestras vidas?
Jesús dice que Él es la “vid verdadera” donde se injertan las ramas. La fuerza vital del tronco de la vid fluye a través de las ramas y produce la floración, fragancia y reproducción del fruto desde la Fuente de vida, el Espíritu. Esta metáfora enseña que el objetivo del Jardinero es mantener las ramas que dan fruto, podándolas o limpiándolas para que produzcan más fruto.
Juan cambia en el 15:3 a una aplicación personal, estableciendo que ellos ya han sido “limpios por la Palabra”. Al haber confiado en Su Palabra, fueron limpiados y estaban listos para llevar fruto en su vida diaria.
Este mandamiento significa que “de una vez por todas, urgentemente, te decidas a permanecer en mí”. Especialmente en los escritos de Juan, esto se refiere a que una persona “se junta a otra, y permanece unida con él en corazón, mente y voluntad”. “Jesús les dijo a los judíos que habían creído en Él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos” (Jn 8:31).
Permanecer implica más que conocer superficialmente quién es Jesús; es un compromiso de pegarse a Cristo para siempre, y es mucho más íntimo que el matrimonio. Es una relación de doble dirección: Tú permaneces en Mí, y Yo permanezco en ti. ¿Realmente quieres que Cristo esté en todo aspecto de tu vida? Acuérdate que no hay privacidad para aquel que permanece en Cristo.
Cuando permaneces en Cristo, el Espíritu muestra libremente Su fruto floreciente: “amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, (y) dominio propio” (Gá 5:22-23). ¿Ha transformado el Evangelio tu vida? Aquellos que permanecen en Cristo son transformados y transforman otras vidas al compartir el Evangelio con los perdidos del mundo.
“En Tu presencia mi corazón está lleno de paz y gozo eternos. Gracias, Señor Jesús, por ser tan fiel conmigo. Yo jamás quiero vivir sin Ti.”