Col. 3:16 “La palabra de Cristo more~~ en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales.”
Somos controlados por aquello que domina nuestros pensamientos y valores, los cuales deberían estar llenos de la “palabra de Cristo” o enseñanzas de Jesús (Mt 28:20), que incluyen todos los mandamientos que enseñó a Sus discípulos, y todo lo que el Espíritu enseñó a los apóstoles y profetas después de la ascensión de Jesús, registrados en el Nuevo Testamento.
En Colosenses 3:16, nos ordena que Su palabra “esté continua o habitualmente morando” en nosotros (vivir en, o habitar con). Debemos sentirnos cómodos con las instrucciones y mandamientos de las Escrituras.
“En abundancia” significa “como con exageración”. Obteniendo de las directrices bíblicas todos nuestros valores y principios de vida: Debemos estar abiertos a cualquier cosa que nos digan (Mt 13:9); estudiar cuidadosamente, como un artesano, la palabra revelada de Dios (2 Tim 2:15); incorporarla en nuestros más secretos pensamientos y valores (Sal 119:11); y, aferrarnos a las verdades obtenidas, sin importar el costo (Fil 2:16).
Hacer que la Palabra more abundantemente en nosotros y ser llenos del Espíritu, producen los mismos resultados (Ef 5:18-20) y deben estar íntimamente entrelazados. El Espíritu siempre guía nuestras mentes conscientes a entender el significado y a aplicar las Escrituras. Mientras más saturamos nuestra mente con la palabra de Dios, más nos guía el Espíritu a hacer su voluntad, cuando queremos hacerla. Entonces, cuando vamos madurando en la palabra y llenándonos de ella, vamos equipándonos para enseñar y exhortar a otros.
“Enseñando y exhortándonos unos a otros con toda sabiduría” son dos consecuencias específicas de ello. Pablo definió la naturaleza y meta de su ministerio: “(Jesús) a quien anunciamos, amonestando a todo hombre, y enseñando a todo hombre en toda sabiduría a fin de presentar perfecto en Cristo Jesús a todo hombre” (Col 1:28). Responsabilizándose así de la madurez de sus discípulos.
Cuando la Palabra ha llenado nuestra mente y corazón es evidente que estemos: “cantando con gracia en nuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales”. Es un cántico lleno de las Escrituras, cantado a Dios en el corazón, por el gozo de conocerle a través de Su palabra.
“Señor, Tu palabra está tan llena de significado e ideas que son mi delicia diaria. Debido a que no puedo recordarla toda, la refrescaré en mi mente y corazón cada día.”