Ef. 5:11 “Y no participéis~| en las obras infructuosas de las tinieblas, sino más bien reprendedlas~~.”
A veces es difícil para los cristianos creer que el pecado siempre destruye y que no ofrece ningún beneficio. El placer que ofrece puede ser agridulce, pero su veneno se acumulará y con el tiempo traerá consecuencias terribles.
Esas consecuencias vendrán, sin excepción. ¿Por qué algunos creyentes continúan teniendo una conducta pecaminosa?
El sentido completo del mandamiento de Efesios 5:11 es “dejar de participar en actos infructuosos”. El creyente no debería estar involucrado, de ninguna manera, en un comportamiento pecaminoso. El mensaje del evangelio y las enseñanzas del Nuevo Testamento serán escuchados solamente cuando el predicador esté comprometido con la Palabra.
¿Se interesan los niños por la fe de sus padres cuando son testigos de repetidos comportamientos no-cristianos de parte de ellos? ¿Desearán las esposas ser sumisas a sus maridos cuando ellos no quieren someterse a los mandamientos de Dios, y viceversa? Pablo dijo acerca de los creyen-tes desobedientes, “porque vergonzoso es aún hablar de lo que ellos hacen en secreto” (Ef 5:12).
Apenas yo acepté a Cristo quise que todos mis amigos entiendan el Evangelio. Una vez escuché una conversación que dio comienzo a la transformación de mi vida. Un amigo me mencionó y dijo, “¿Sabes? Don Fanning dice que ahora es cristiano, ¡pero él no es nada diferente al resto de nosotros!” Yo sinceramente quería que mis amigos acepten a Cristo, pero el obstáculo para que eso suceda era yo mismo. Finalmente caí en cuenta que necesitaba ser diferente.
Las “obras infructuosas de las tinieblas” de Efesios 1, 4 y 5 son los deseos engañosos, falsedad, robo, palabras corrompidas, amargura, ira, enojo, griterío, calumnia, malicia, inmoralidad, impureza, avaricia, inmundicia, conversaciones vanas, truhanerías, codicia e idolatría. Estos pecados traen solo dolor, relaciones destruidas, problemas, desilusión e insatisfacción. Debemos estar “continuamente reprendiéndolos”.
Nuestro silencio puede hacer pensar que aprobamos ese comportamiento.
Aún más, al no tomar una posición firme contra tales actitudes seguimos siendo susceptibles a sus tentaciones. Haz que tu luz brille y muestra cariñosamente a tus amigos la necesidad que tienen del Señor. Cuéntales por qué eres diferente. ¿Sabes tú por qué eres diferente?
“Señor, dame Tu valentía para ser diferente, puro, honesto y tan generoso y perdonador como Tú eres. A veces me siento cobarde. Dame la audacia de mantenerme firme para Ti en mi mundo.”