Fil. 1:27 “Solamente que os comportéis~~ como es digno del evangelio de Cristo, para que o sea que vaya a veros, o que esté ausente, oiga de vosotros que estáis firmes en un mismo espíritu, combatiendo unánimes por la fe del evangelio.”
Todo buen padre trata de inculcar en los corazones de sus hijos el orgullo del nombre familiar. Así Pablo pensó que su tiempo en esta tierra sería corto debido a su próximo juicio, por eso da su última exhortación a su querida iglesia de los Filipenses (Fil 4:10-18). Él describió su esperanza de volver a ellos para su “provecho y gozo en la fe”, para que “abunde vuestra gloria de mí en Cristo Jesús por mi presencia otra vez entre vosotros” (Fil 1:25-26).
Pablo haría cualquier cosa para animarles a que sean consistentes y no desacrediten el mensaje del evangelio.
Pablo comienza su exhortación con la palabra “solamente”, diciendo que lo que va a decir es “algo esencial”. Él les ordena “que continuamente os comportéis” (lit., “vivir como un buen ciudadano”) de acuerdo a los mandamientos de la Escritura.
Debían vivir de tal manera que traigan honor al cuerpo (aquí religioso) que representaban, pero claro, Pablo se está refiriendo a su ciudadanía celestial (como buenos ciudadanos del cielo) (Fil 3:20; Ef 2:19).
“La forma en que vivan siempre honrara y agradará al Señor, y sus vidas producirán toda clase de buenos frutos. Mientras tanto, irán creciendo a medida que aprendan a conocer a Dios más y más. También pedimos que se fortalezcan con todo el glorioso poder de Dios para que tengan toda la constancia y la paciencia que necesitan.
Mi deseo es que estén llenos de alegría y den siempre gracias al Padre. Él los hizo aptos para que participen de la herencia que pertenece a su pueblo, el cual vive en la luz.”
Pablo no quiere que cambien únicamente porque él iría a verles; sino por ellos mismos, solo porque es lo correcto. Les pide “mantenerse firmes” sin importar los peligros, como soldados activos, unidos por “un espíritu, con una mente” en una actitud y perspectiva de honrar la Palabra mientras tratan de “luchar juntos por la fe del evangelio”, para que, sin avergonzarse, la hagan conocida a todos. Debemos preguntarnos ¿qué estamos haciendo para “comportarnos” y vivir de una manera “digna del evangelio?”
“Señor, si todos los que están a mi alrededor supieran que soy un seguidor de Cristo, yo tendría que reflejar siempre Tu honor. Enséñame a nunca avergonzarme de Ti o de Tu Palabra.”