1 Tes. 5:21 “Examinadlo~~ todo; retened~~ lo bueno.”
Cristo es la cabeza de la iglesia (Ef 5:23) y la iglesia está sujeta a Cristo (5:24); pero, ¿cómo se lo hace práctico? Lo que hablaron los apóstoles y profetas bajo la revelación e inspiración del Espíritu de Dios debe ser recibido como de Dios Mismo y debe ser sometido a un gran escrutinio.
En 1 Tesalonicenses 5:21, el mandamiento “continuar examinando” significa “comprobar su autenticidad, ponerlo a prueba”. Los seguidores de Dios deben distinguir entre la verdad divina y el error. La iglesia de Berea era reconocida: “… pues recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así” (Hch 17:11).
Debemos preguntarnos si la enseñanza concuerda con lo que Dios ya ha revelado; no hay contradicciones en las Escrituras. Es nuestra tarea asegurarnos que lo que escuchamos encaje con lo que Dios dice. Los profetas de la iglesia primitiva estaban limitados y lo que decían debía ser examinado: “Asimismo, los profetas hablen dos o tres, y los demás juzguen” (1 Co 14:29).
Los apóstoles y sus compañeros profetas eran los únicos receptores de la revelación divina, proclamándola y/o registrándola bajo inspiración; dándonos así los “fundamentos” para la iglesia (Ef 2:20).
Quien profetizaba algo que no se cumplía era un falso profeta, y esto, en el Antiguo Testamento, era muy serio: “El profeta que tuviere la presunción de hablar palabra en mi nombre, a quien yo no le haya mandado hablar,… el tal profeta morirá” (Dt 18:20).
Nunca nadie lo tomó ligeramente. Todo lo que desvíe del texto bíblico proviene de “espíritus engañadores” o demonios (1 Tim 4:1). Es así como las falsas enseñanzas invaden la iglesia y causan división.
Por otro lado, debemos “retener” (Gr. katecho), o “abrazar de todo corazón, o tomar posesión de” las enseñanzas que son “buenas” (Gr. kalos), o fieles a todo lo revelado por Dios.
Lo único que impide la falsa profecía es cuando los creyentes conocen bien la palabra escrita de Dios y rechazan el error. ¿Estás siempre preguntándote: “Es esto sustentado por la Palabra de Dios?”
“Señor, hay tantos puntos de vista contrarios en este mundo; profundiza, por favor, mi convicción en la certeza de Tu verdad y mi entendimiento de Tus verdades para que no me deje llevar por el error.”