Marcos 4:24 “Les dijo también: Mirad~~ lo que oís; porque con la medida con que medís, os será medido, y aún se os añadirá a vosotros los que oís.”
Si una persona ejercita consistentemente, se fortalecerá y se mantendrá saludable. Igualmente, si ejercitamos nuestras mentes, mejorarán nuestro pensamiento y también nuestros procesos de aprendizaje.
Debemos escoger cuidadosamente el contenido de lo que escuchamos porque eso moldeará nuestros procesos de pensamiento. Cuando escuchamos, la mente debe dedicarse: vinculando nuestro entendimiento con lo que hemos aprendido previamente, para retener lo escuchado.
El mandamiento de Marcos 4:24 es “estar continuamente cuidando” o “mirar, examinar, notar cuidadosamente” con atención continua “lo que escuchas”. Una persona que escucha solamente falsas enseñanzas o especulaciones en algún momento se desviará de la verdad. Esencialmente los seres humanos solemos conformar nuestro pensamiento a lo que continuamente nos exponemos.
En los versículos anteriores, Jesús había contado la parábola del sembrador, y describió los diferentes grados de respuesta, en los diferentes ambientes. Escuchaban a diferentes fuentes que afectaban su espíritu, produciendo en ellos obediencia o resistencia a la palabra.
Siguiendo esto, Jesús dio un principio general inquebrantable: “Presten mucha atención a lo que oyen. Cuanto más atentamente escuchen, tanto más entendimiento les será dado, y se les dará aún más” (“El que tenga oídos para oír [i.e., disposición a obedecer] debería escuchar y entender”; Mr 4:23). Aquel que escucha bien, entiende y se mantiene abierto a obedecer a Jesús, recibe más entendimiento y revelación.
Este es el principio de reciprocidad reiterado en Lucas 8:18. Mientras más juzguemos a los demás, más seremos juzgados (Mt 7:2). Mientras más generosos seamos, a Su tiempo, Dios más generosamente nos devolverá (Lc 6:38).
Mientras más cuidado prestemos a escuchar, entender, y responder adecuadamente a Sus mandamientos, recibiremos más entendimiento y más ricas serán nuestras vidas. Sin embargo, si no nos empeñamos en oír y entender Su palabra, lo poco que entendamos se perderá (“A los que escuchan mis enseñanzas se les dará más entendimiento, pero a los que no escuchan, se les quitará aun lo poco que entiendan” Mr 4:25).
Perderemos interés en buscar la sabiduría de Dios. Si lees (escuchas) cuidadosamente este estudio de los mandamientos, vas en la dirección correcta. Escucha para saber cómo obedecer Sus instrucciones.
“Con todo mi corazón quiero que Tu palabra sea mi guía para la vida. En cientos de maneras tengo muchos deseos de vivir cada día Tus preceptos y revelaciones. Ayúdame a hacerlo.”