Mat 24:43 “Pero sabed~~ esto, que si el padre de familia supiese a qué hora el ladrón habría de venir, velaría, y no dejaría minar su casa.”
En la mayoría de países las casas tienen rejas en las ventanas para que los ladrones no entren, pero ellos siguen buscando ingresar. Generalmente esto sucede tarde en la noche. Era igual en el primer siglo.
En Mateo 24:43, Jesús está enseñando acerca de Su segunda venida, enfatizando lo repentino de ella y ordena a sus discípulos que “entiendan” esta realidad y se preparen (1 Ts 5:2; 2 P 3:10; Ap 3:3; 16:15).
Cristo volverá al finalizar el período de siete años de tribulación. En un instante, Él destruirá todo lo que los no creyentes consideran precioso, dando fin al período más devastador de toda la historia.
En Su misericordia, Jesús advierte al no creyente de esa época que se prepare para aceptarle a Él como Salvador, advierte también a Sus creyentes que estén preparados todo el tiempo: “Porque vosotros sabéis perfectamente que el día del Señor vendrá así como ladrón en la noche” (1 Ts 5:2). La venida de Jesús será inesperada y sorprendente, tal como el ingreso de un ladrón.
Nadie podrá ni siquiera imaginar cuándo aparecerá. Los creyentes deberán estar listos porque: “el Hijo del Hombre vendrá a la hora que no pensáis” (Mt 24:44).
Jesús describe al “siervo fiel y prudente” a quien su maestro lo encuentra alerta y ocupado “dando alimento” a su casa (Mt 24:45); es decir, que le encuentra siendo responsable de lo prioritario.
Asimismo, a cada creyente se le ha dado la responsabilidad de ser un mayordomo de su vida, fuerza, talentos, dones espirituales y circunstancias, los cuales son usados para los propósitos y la gloria de Cristo: “Bienaventurado aquel siervo al cual, cuando su Señor venga, le halle haciendo así” (24:46).
No hay manera de medir el significado de las “bienaventuranzas” por estar ocupado en los propósitos de Dios en el mundo cuando el Rey llegue. Esa persona no necesita que se le diga qué hacer, simplemente sabe lo que el Rey quiere que haga y nunca pierde tiempo en ocupaciones infructuosas. La meta de la vida es que Jesús nos interrumpa en medio de actividades para Su reino.
“Tú vienes pronto. Todo apunta a Tu pronto retorno. Ayúdame a siempre preguntarme, ‘¿Quiero que mi Señor venga y me encuentre haciendo esto?’. Deseo vivir hoy día para Ti.”