1 Cor. 14:37 Si alguno se cree profeta, o espiritual, reconozca~~ que lo que os escribo son mandamientos del Señor.
Bajo la inspiración del Espíritu, las palabras de Pablo son las palabras de Cristo, por lo tanto son irrefutables. “El principio de la sabiduría es el temor de Jehová” (Prov 1:7): Quienquiera que no tema violar un mandamiento de las Escrituras es un necio, y por lo tanto, cosechará las consecuencias del necio.
1 Corintios 14:37 al hablar de una “persona espiritual” (ej. “alguien dominado o dotado por el Espíritu”) se refiere a aquellos que hablaban en lenguas. Pablo estableció diez razones para explicar por qué el hablar en lenguas era inferior (14:2-20), y luego dio diez reglas para saber cómo poner en práctica los dones espirituales (14:21-40).
No conocer estas instrucciones le pone a una persona en directa confrontación con el “mandamiento del Señor”. Una persona llena del Espíritu tiene un corazón abierto y obediente a los escritos de Dios divinamente inspirados. La gente verdaderamente espiritual obedece los mandamientos de las Escrituras.
Lamentablemente, muchos se ubicaron a sí mismos por encima de las enseñanzas apostólicas, creyendo que sus propias “revelaciones” eran superiores y manifestaron su oposición a las enseñanzas de Pablo, como si lo que Pablo enseñaba fueran opiniones de un hombre cualquiera.
Pablo no escribía sus propias opiniones o preferencias sino que, más bien, comunicaba las palabras de Dios a la iglesia. Cualquier persona que no reconocía la autoridad divina de los escritos de Pablo estaba en un terreno peligroso. Pablo les dio a esas personas una severa advertencia: “Si alguno no reconoce esto” (“es ignorante de, o que ignora”), “él no es reconocido” (el mismo verbo en forma pasiva) –es decir, Dios y la iglesia no lo reconocerán.
Estas son palabras muy serias para motivarnos a conocer la palabra escrita de Dios, entenderla claramente, y obedecerla en su totalidad. ¿Es ese el deseo de tu corazón?
“Señor, gracias por darnos todas las instrucciones para la iglesia y para la vida por medio de Tus apóstoles. Yo te lo declaro a Ti, desde mi corazón, que tomo cada palabra seriamente, sabiendo que viene directamente de Tus labios.”