2 Tim 2:14 Recuérdales~~ esto, exhortándoles delante del Señor a que no contiendan sobre palabras, lo cual para nada aprovecha, sino que es para perdición de los oyentes.
El Nuevo Testamento enfatiza once veces el ministerio de recordar. “Estar constantemente recordando” significa “insertar algo repetidamente en la mente”.
Se debe repetir las cosas importantes porque nuestras mentes deben ser “transformadas por medio de la (constante) renovación de la mente” (Ro 12:2). Si la retención de los principios de la Palabra de Dios es importante para una vida transformada, entonces debemos recordar constantemente las verdades vitales a los creyentes. Es un necio error esperar que la gente recuerde las cosas importantes sin repetirlas.
La tarea de Timoteo era “recordar mi proceder (el de Pablo) en Cristo, de la manera que enseño en todas partes y en todas las iglesias” (1 Co 4:17). Pedro consideraba negligente no recordarles las verdades a los creyentes hasta que hayan sido establecidos en ellas (2 P 1:12). Judas aclaró el objetivo de este ministerio al decir, “Mas quiero recordaros, ya que una vez lo habéis sabido” (Judas 5). No podemos asumir que los creyentes recuerden verdades importantes.
“No contiendan sobre palabras” significa “enfrentarse, disputar, o debatir de cosas insignificantes”, refiriéndose a los debates sin sentido, solo para ver quién gana en un punto sin importancia. Este es especialmente el caso de los falsos maestros que siempre están “aprendiendo, y nunca pueden llegar al conocimiento de la verdad” (2 Tim 3:7)
Cuando los cristianos no están familiarizados con las Escrituras y no se les recuerda regularmente la sana doctrina, se convierten en presa fácil de las supuestas ideas bíblicas que no tienen nada que ver con las Escrituras.
La invasión de conceptos psicológicos e ideas falsamente espirituales en las iglesias (“caídas del Espíritu”, “atar a Satanás”) suelen eclipsar el valor de la clara enseñanza bíblica y la sumisión a los mandamientos, para convertirse en “perdición de los oyentes”. Tengan cuidado cuando los mensajes se enfocan en lo fenomenal y en grandiosos puntos de vista humanos que nada tienen que ver con el entendimiento de las Escrituras.
“Señor, queremos discutir acerca de todo excepto de lo que es importante. Nos herimos unos a otros con acusaciones y críticas únicamente para sentir que estamos en lo correcto y que los otros están equivocados. Perdónanos, Señor, por corromper a quienes nos escuchan.”