1 Pedro 5:2 “cuiden como pastores*~ el rebaño de Dios que está a su cargo, no por obligación ni por ambición de dinero, sino con afán de servir, como Dios quiere.”
Aunque este mandamiento está dirigido a los “ancianos que están entre ustedes” (1 P 5:1), todos somos responsables de la salud y crecimiento del “rebaño de Dios”. Hebreos 13:17 dice: “Obedeced a vuestros pastores, y sujetaos a ellos; porque ellos velan por vuestras almas, como quienes han de dar cuenta; para que lo hagan con alegría, y no quejándose, porque esto no os es provechoso.”
Los líderes de la iglesia deberán rendir cuentas de su liderazgo, pero el pueblo de Dios puede ser una bendición o ser causa de “dolor”.
“Decidir inmediatamente de hoy en adelante, pastorear” significa “atender, dirigir, cuidar” al pueblo de Dios. Es similar al mandamiento final que Jesús dio a Pedro: “Pastorea mis ovejas” (Jn 21:16); Los creyentes deben ser guiados por líderes temerosos de Dios y alimentados con la enseñanza de Su Palabra.
El enfoque esencial de este mandamiento es que los líderes son responsables de cuidar el “rebaño de Dios”, propiedad personal de Jesús Mismo. Los creyentes “antes ni siquiera eran pueblo, pero ahora son pueblo de Dios; antes no habían recibido misericordia, pero ahora ya la han recibido” (1 P 2:10).
A los ancianos de Éfeso, Pablo les dio un encargo final: “Por tanto, mirad por vosotros y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos para apacentar la iglesia del Señor, la cual Él ganó por su propia sangre” (Hch 20:28). El valor de algo se determina por el precio que costó –la iglesia costó la sangre y vida del Dios-Hombre, Jesucristo- un precio infinito. Se debe dar gran cuidado para proteger Su más valiosa y costosa posesión.
Si el líder es un hombre de Dios, entonces se caracterizará por dar un servicio desinteresado y no enfocado en el materialismo -es decir, “no por ambición de dinero, sino con afán de servir”. Sin embargo, él debe ser compensado adecuadamente (1 Co 9:7-14; 1 Tim. 5:17-18). La iglesia debe eliminar en el pastor cualquier tentación al proveer para todas sus necesidades materiales, así como él cuida de sus necesidades espirituales.
“Gracias por Tu iglesia, la cual es Tu cuerpo hecho de frágiles creyentes que se necesitan mutuamente. Ayúdame a ser un aliento para mi pastor y ser un compañero suyo para cuidar de Tu pueblo.”