2 Tim. 1:13 Retén~~ la forma de las sanas palabras que de mí oíste, en la fe y amor que es en Cristo Jesús.
Continuamente me asombro del conocimiento limitado que tienen los creyentes de hoy acerca de la Palabra de Dios. Cada miembro que tenga más de cinco años en el Señor debería ser bien preparado en la doctrina Bíblica, evangelismo, mandamientos para una vida Cristiana, y discipulado.
Si la madurez espiritual no es la principal tarea interna de la iglesia, entonces la iglesia está siendo negligente en su deber con el rebaño.
Muchos insisten que enseñar doctrina mata la vida espiritual y que solamente las experiencias emocionales la pueden mantener viva. Sin embargo, en un tiempo en que la mayoría de creyentes no tenían ninguna convicción teológica, Pablo le dice a Timoteo que debe “estar continuamente reteniendo la forma de las sanas palabras”. El verbo imperativo significa “tener y sostener como una posesión continua”, es decir, que debe ser tratada y aplicada a toda situación.
Muchos hoy están más interesados en sentirle a Dios que en conocerle a Él. Hay dos actitudes hacia las Escrituras que se debe evitar: La primera se enfoca en sistemas teológicos muertos y en argumentos, poniendo poco énfasis en la obediencia práctica y en la Gran Comisión. La segunda ignora la Palabra escrita, generando así solo experiencias basadas en sentimientos.
La palabra de Dios es la única verdad divinamente inspirada, revelada por el Espíritu Santo, infalible, perfecta y totalmente suficiente para todos los creyentes de todos los tiempos. Pablo le escribió a Timoteo, “Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, completamente preparado para toda buena obra” (2 Tim 3:16-17).
Se debe practicar y obedecer la Palabra “con amor que es en Cristo Jesús”. Pablo describió la relación como “fe que obra por el amor” (Gá 5:6). Esto es posible porque “el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado” (Ro 5:5). ¿Te lleva tu conocimiento de la Palabra de Dios a dar tu tiempo y recursos para los propósitos de Dios?
“Señor, en un tiempo de valores y cosmovisiones fluctuantes, mantenme fiel en conocer y vivir cada principio y mandamiento de Tu palabra al cuidar también a los demás.”