1 Cor. 14:40 “pero hágase~~ todo decentemente y con orden”.
Pablo concluye 1 Corintios 14 alentando a los creyentes a continuar creciendo en el servicio Cristiano. Los Corintios ansiaban mostrar su don de lenguas, pero Pablo quería que ellos prioricen el don de profetizar (1 Co 14:1) como la fuente de revelación de Dios, por ser más efectivo para la edificación. Hablar en lenguas edifica solo al interpretar el mensaje (14:13-14), pero no se lo debía prohibir (14:39).
Este mandamiento en plural significa que es responsabilidad de la iglesia, como un todo, seguir estas directrices para honrar a Dios en los cultos. Nuestro deseo debería ser que Su palabra sea siempre honrada y respetada.
Todos los otros mandamientos de este capítulo definen la manera de cumplir este mandamiento: por ejemplo, en cualquier culto solo dos o tres, a lo mucho, podían hablar en lenguas (1 Co 14:27), o profetizar (14:29), y no podían hablar una lengua sin que esté presente un intérprete conocido (14:28). Si ellos seguían todas las diez reglas de la manifestación de los dones (14:21-40) no debían ser restringidos. De otra forma, resultaría en un pandemonio, violando así este mandamiento final.
“Decentemente” significa “correctamente, adecuadamente, decorosamente”. Esto es exactamente lo opuesto a cómo los Corintios estaban conduciendo sus cultos antes de recibir esta epístola de Pablo. Quienes les visitaban pensaban que “estaban locos” (1 Co 14:23), esa palabra describe un “clímax” emocional o un frenesí “sin control” de un ritual pagano.
La adoración es el corazón de la nueva vida en Cristo del creyente, y es un reflejo poderoso de la realidad de nuestra conversión y transformación. Habiendo sido amados por Dios, ahora nosotros buscamos en cambio amar a Dios con todo nuestro ser. Nunca deberíamos permitir que se introduzca algún tipo de gloria para nosotros como parte de cualquier expresión de adoración.
Dios es un Dios de orden increíble, y nuestro culto público y nuestra vida pública deberían demostrar nuestra semejanza a Él en todas las cosas. La adoración no se trata de nosotros, se trata totalmente de Dios. ¿Cómo puedes tú demostrar las características de Dios en tus pensamientos, adoración y servicio?
“Gracias Señor Amado por los maestros que traes a mi vida, estoy en deuda con ellos por la forma como me enseñan Tu palabra y cómo modelan la manera de vivirla.”