Mat. 6:1, “Guardaos~~ de hacer vuestra justicia delante de los hombres, para ser vistos de ellos; de otra manera no tendréis recompensa de vuestro Padre que está en los cielos.”
El deseo de ser famoso o reconocido por tus cualidades espirituales es una trampa engañosa. No le impresiona a Dios en lo absoluto.
El presente mandamiento: “guárdense continuamente” viene de la palabra que significa “aferrar la mente a algo, o poner atención”. En otras palabras, debemos tener cuidado de no estar fingiendo caminar con Dios. Esto nos regresa al significado del amor: Hacer cosas buscando beneficiar a otros, sin la preocupación de obtener beneficio personal. Cuando se hace algo buscando beneficio personal, no está motivado por el amor.
Este mandamiento sugiere que se debe preparar el corazón antes de ocuparse en acciones espirituales tales como diezmar (Mt 6:.2), orar (6:5) y ayunar (6:16). Debemos meditar en nuestros corazones el motivo antes de realizar cualquier actividad espiritual. Nunca hagas un servicio espiritual “para ser visto por la gente”. La palabra “ser visto” significa “ser notado”. Se relaciona con la palabra “teatro” o “actuación”.
No solo hagas el papel de una persona espiritualmente motivada. La palabra hipócrita es la palabra para actores en una obra de teatro. Vive como si Dios fuera la única audiencia.
Esta no es una restricción para hacer ministerio público, sino una advertencia para tener cuidado con las motivaciones. ¿Estás genuinamente buscando beneficiar a otros sin que te interese tu beneficio personal? No prestar atención a este mandamiento trae terribles consecuencias.
Dios busca recompensarnos más allá de nuestra imaginación por el servicio sincero que hacemos para Su honra (Mt 5:12), pero cuando nosotros buscamos la gloria o el beneficio para nosotros, desaparece la recompensa del balance contable del cielo “para ser alabados por los hombres”, pero eso es todo lo que recibirán (5:2).
Testificar lo que Dios ha hecho a través de nuestras vidas, las cuales buscan honrar Su nombre y exaltar Su poder, debería siempre apuntar al Salvador, no al orador. Nada de esto debería inhibirnos de servir audazmente a nuestro Rey, sino más bien debería mantenernos monitoreando nuestros motivos, y confesando, y arrepintiéndonos de nuestro orgullo y de buscar beneficiarnos personalmente.
Pablo escribió, “si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, no tengo nada” (1 Co 13:3). Es decir que incluso el martirio no significa nada para Dios si esperamos gloria personal sin beneficiar a otros. Cuídate de enfocarte en servir a otros buscando su beneficio y en honrar el nombre de nuestro Señor.
“Señor, necesito Tu sabiduría para saber cómo caminar en lo que Tú haces a través de mi vida sin desear ningún crédito o reconocimiento. Sólo tú eres digno.”