1 Juan 3:13 “Hermanos míos no os extrañéis~| si el mundo os aborrece.”
Jesús les había advertido a Sus discípulos que serían odiados (Juan 15:18-19) tal como Él lo había sido. Actualmente hay una fuerte tendencia a despreciar a los creyentes en todas partes.
La implicación del verbo en tiempo negativo presente es “dejen de extrañarse”, lo que implica que estos creyentes estaban sorprendidos o asombrados de cuánto odiaba el mundo a los cristianos. El autor está diciéndoles que dejen de sorprenderse.
Así como Caín odió a Abel y buscó asesinarlo, así el mundo estaría encantado de librarse de todos los Cristianos. Es más que notable que ese odio rara vez se expresa hacia cualquier otra religión (con excepción del Judaísmo). Es la cruz que se nos manda llevar.
Los creyentes intentan minimizar este odio hacia los Cristianos buscando la “amistad del mundo” Santiago dice que es “enemistad contra Dios… cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios” (Santiago 4:4). La palabra “amigo” (philos) significa “amado, querido, seguidor o partidario” (TDNT), por lo tanto se refiere a desear un vínculo profundo con el mundo. Significa buscar y desear lo que el mundo ofrece por satisfacción y deseo egoísta.
Ya que los verdaderos creyentes no necesitan las cosas mundanas o los placeres para tener significado y realización en la vida, ellos parecen extraños y diferentes. Cuando los creyentes decidían no participar en los excesos del mundo, se convertían en antisociales, anti-culturales, o en una anomalía que es vista como rechazo a las tradiciones de la nación. A ellos de repente se los veía como extraños, enemigos y virtuales traidores.
El escritor de Hebreos lo puso así: “Por lo cual también Jesús, para santificar al pueblo mediante su propia sangre, padeció fuera de la puerta. Salgamos, pues, a él, fuera del campamento, llevando su vituperio; porque no tenemos aquí ciudad permanente, sino que buscamos la por venir”. (Heb 13:12-24).
No te sorprendas por el “reproche” del mundo, más bien anticípalo; ¡Sí!, ¡Bienvenido sea!
“Perdóname, Señor, por querer ser más un amigo del mundo que parte de los no avergososos que te siguen de cerca. Enséñame ser contento de ser fiel a ti a pesar de cómo me trata.”