Santiago 4:7ª, “Someteos*~ pues, a Dios.”
Santiago comienza una serie de diez mandamientos con la orden “decídete inmediatamente someterte” a Dios. La palabra significa, “someterse al control de alguien, ceder a la advertencia o consejo, o entregarse voluntariamente”.
Es un término militar que significa “organizar al estilo militar, bajo el comando de un líder”.
Si se usa fuera de lo militar significa “una actitud voluntaria de dar, cooperar, asumir responsabilidad y llevar una carga”. Así como el ejército enseña al soldado que debe someterse a las órdenes, sin importar el riesgo para su vida, debido a su deber y amor al país, así el cristiano debe someterse a la dirección de Dios. La sumisión se mide por la obediencia a las órdenes recibidas.
La sumisión es una característica vital de la comunidad Cristiana: Los hijos deben someterse a sus padres; las esposas a sus esposos; los esclavos a sus amos; y todos a las autoridades de gobierno y a las reglas de la sociedad.
Todos los creyentes deben estar sometidos a sus pastores/ancianos y a las reglas bíblicas, todo eso dentro de sus congregaciones; y deben, tal como en una pareja de casados, someterse mutuamente. La rebeldía a la autoridad en tu esfera de vida es totalmente contraria al orden deseado por Dios.
La sumisión a Dios muestra que has renunciado a tu propia voluntad y a tus propios intereses en esta vida y que has decidido someterte a Él, listo para escucharle a Él y obedecerle a Él. Dios definitivamente te mostrará Su voluntad en Su Palabra revelada, y Él te mostrará, con una “voz apacible y delicada” en tu ser interior, cómo aplicar Su voluntad (1 Reyes 19:12-13).
Puedes elegir ignorar o no aprender la Palabra apagando esa voz cuando no te conviene lo que te dice. Pero si haces eso, significará que no quieres andar con Él y te conviertes en un hijo rebelde que solo finge ser seguidor de Cristo.
Si vamos a someternos a Dios, entonces debemos aprender todo lo que Él espera de nosotros, rendir nuestra voluntad a Él, y practicar Sus directrices. ¿Podemos decirle a Dios, “Tus deseos son órdenes”?
“Señor, en mi mente quiero darte mi vida, pero mi corazón egoísta quiere retenerla para asegurarse de obtener todo lo que yo quiero. Enséñame a desear todo lo que tú quieres de mi vida.”