Febrero 9. Ármense de pensamientos realistas.

1 Pedro 4:1 “Puesto que Cristo ha padecido por nosotros en la carne, vosotros también armaos*~  del mismo pensamiento; pues quien ha padecido en la carne, terminó con el pecado.”

Pedro estaba preparando a la Iglesia Primitiva para que “urgentemente decida armarse” (hoplizo, “equipar con armas”, o metafóricamente  “llenar su mente”) con una actitud positiva hacia morir por nuestro Señor.  En la iglesia primitiva muchos esperaban con entusiasmo el momento de morir por Cristo, considerándolo como el más alto honor.

Jesús habló acerca de esta actitud. “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame.” (Lc 9:23).   Habló aún más seriamente cuando dijo, “y el que no toma su cruz y sigue en pos de mí, no es digno de mí. El que halla su vida, la perderá; y el que pierde su vida por causa de mí, la hallará”. (Mt 10:38-39).

Muchos misioneros se preparan antes de salir al exterior con la posibilidad real de no sobrevivir en el lugar de su servicio a Cristo. Esto minimiza el miedo, y les da un poder de libertad para estar de pie valientemente frente a la persecución y amenazas. 

La actitud de desear sufrir resulta en alguien que “ha terminado con el pecado”. Esta preparación mental tiene como finalidad hacer que los pecados carnales no tengan atracción o significado. 

Jesús vino a la tierra intencionalmente para morir por los demás y cargar sus pecados (cosa que nosotros no podemos hacer). Podemos armarnos con Su actitud que “por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz” (He 12:2). 

La mayoría de creyentes mueren a causa de accidentes o de enfermedades, pero la posibilidad gloriosa de morir por Cristo les da a los siguientes versículos un significado más rico y un estímulo más profundo: “Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria. ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón?” (1 Co 15:54-56). ¿Puedes meditar en estos conceptos hasta tu muerte, especialmente si es por Cristo? 

Señor, ayúdame a valorizar las reacciones negativas de los que menosprecian tu nombre. El valor de ser identificado contigo vale más que la popularidad o éxitos.”

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