1 Cor 7: 23 “Comprados fuisteis por precio; no os hagáis~| esclavos de los hombres. Hermanos, cada uno permanezca con Dios en la condición en que fue llamado.”
Es difícil identificarse con la esclavitud en pleno siglo 21, pero podemos aplicar a nuestra vida actual los principios fundamentales de los mandamientos para los esclavos convertidos.
El principio básico de 1 Corintios 7:23 es que no existe situación alguna que haga que un cristiano no le sirva a Cristo, aunque viva una condición injusta, dolorosa o cruel.
Este mandamiento tiene muchas aplicaciones. Aquí está en el contexto del matrimonio y del divorcio, y enseña que la conversión de un miembro del matrimonio y no del otro no debía ser excusa para el divorcio o abandono (1 Co 7:10-14).
Luego, lo aplica a los judíos “circuncidados”: “Un hombre que se circuncidó antes de llegar a ser creyente no debería tratar de revertir su condición. Y el hombre que no estaba circuncidado cuando llegó a ser creyente no debería circuncidarse ahora” (1 Co 7:18-19). El principio general es: “Cada uno debería permanecer tal como estaba cuando Dios lo llamó” (7:20).
Después, a los esclavos: “obedezcan a sus patrones con temor y respeto, sin ninguna clase de doblez, como si sirvieran a Cristo; no con una obediencia fingida que trata de agradar a los hombres, sino como servidores de Cristo, cumpliendo de todo corazón la voluntad de Dios.
Sirvan a sus dueños de buena gana, como si se tratara del Señor y no de los hombres, teniendo en cuenta que el Señor retribuirá a cada uno el bien que haya hecho, sea un esclavo o un hombre libre” (Ef 6:5–8). ¿Imagínate un esclavo sirviendo a su amo con disposición y fidelidad, haciendo más de lo que le corresponde? ¡Qué impacto habrá tenido!
Las circunstancias podían cambiar: “si puedes hacerte libre… procúralo más” (1 Co 7:21). Mientras tanto, debían recordar que fueron “comprados por un precio”. El costo de su libertad espiritual fue la vida y la sangre de Jesús, muchísimo más de lo que cualquier amo pagaría por ellos.
Por eso, interiormente no debían ser “esclavos de los hombres”, aunque exteriormente continúen siéndolo. Libres en espíritu aunque esclavos en el cuerpo. ¿Encuentras alguna aplicación actual?
“Tú no quieres que yo sea complaciente con todos, pero sí quieres que viva para amar y servir a los demás, tanto en mi casa como en mi trabajo. Por favor, ayúdame a hacerlo hoy.”