2 Tes 3:1 Por lo demás hermanos, orad~~ por nosotros, para que la palabra del Señor corra y sea glorificada, así como lo fue entre vosotros,
Cierta vez, el emperador chino pidió a los Cristianos Europeos que envíen miles de misioneros para que les enseñen del cristianismo. Después de algunos años, llegó UNO ¡y no se quedó ni un año! Pasaron varios cientos de años antes de que llegue alguien más.
El desafío de hacer discípulos nos hace volver a esta oración: “Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies” (Mt 9:38) y luego, pedir que ellos lleven el entendimiento de la palabra de Dios. La oración es la clave.
Si creemos que los efectos de la oración cambian no solo a nosotros, sino también a otros, entonces podemos servir efectivamente a nuestro Salvador al orar por Sus siervos que están en todo el mundo.
Este mandamiento está en presente imperativo, y significa: Estar “continuamente o habitualmente orando” (pidiendo, solicitando). Implica pedir algo específico, no algo incierto. Generalmente lleva una cláusula de propósito: “orar para que…”. Esperando resultados específicos.
Pablo escribió, “Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree” (Ro 1:16). El “poder de Dios” es el trabajo iluminado, convincente, atrayente y regenerador del Espíritu. Pablo dependía del poder de Dios: “…trabajo, luchando según la potencia de él, la cual actúa poderosamente en mí” (Col 1:29).
Eso le permitió compartir el evangelio a pesar de la oposición y los riesgos. Lo que soltó el poder del Espíritu para cambiar vidas no fue la reputación de Pablo como siervo amoroso sino la persuasiva enseñanza y predicación de la palabra de Dios.
“Esparcido rápidamente” significa “acelerar o tener progreso”, como en Hechos 19:20, “crecía y prevalecía poderosamente la palabra del Señor”. Ver también Efesios 6:19: “oren por mí, a fin de que al abrir mi boca me sea dada palabra para dar a conocer con denuedo el misterio del evangelio”.
La preocupación de Pablo era que el evangelio sea “honrado como lo fue entre ustedes”. Pablo había estado ahí menos de un mes, y dejó una iglesia funcionando. ¿Oras cada día para que otros testifiquen? ¿A cuántas personas has contado la historia del evangelio?
El Salvador “quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad” (1 Tim 2:4). ¿Es éste tu deseo?
“Señor, muchos de nosotros no hemos visto un avivamiento para saber cómo orar., pero pedimos que aprendamos hablar de Tu Palabra tanto que otros querían saberlo.”