Mar. 14:38 Velad~~ y orad~~, para que no entréis en tentación, el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil.
Uno de los tantos atributos de Jesús era Su habilidad de estar listo para cualquier cosa que ocurriera: Que los Fariseos quisieran implicarle en falsas enseñanzas, los malentendidos, el odio de los líderes religiosos, la traición de sus discípulos más cercanos, o la agonía de la cruz. Él estaba listo para todo. Lo que parece que le dolió más fue el egoísmo y desinterés de Sus amigos más cercanos cuando supo que serían tentados y que le fallarían.
Hasta el final, Jesús estuvo comprometido a entrenar a Sus discípulos. Algún día ellos serían el blanco de la persecución, tal como Él lo era en ese momento. Les estaba enseñando el secreto de la fortaleza interna. Tres veces interrumpió Jesús sus oraciones para supervisar a sus discípulos, pero ellos habían perdido el interés y se habían quedado dormidos.
Cada vez, les exhortó a los tres a “velar”, o “estar alerta” de los peli-gros espirituales, decepciones, o desilusiones. Debían esperarlos y estar listos para responder. Debían “orar”, lo cual expresa dependencia total en el poder y la presencia de Dios.
Si no estás preparado en estos dos pasos es altamente probable que “caigas en tentación” o “seas puesto a prueba”. Tu reacción ante las pruebas pequeñas muestra tu fortaleza interna para las inevitables pruebas más grandes de la vida.
“Caer en tentación” conlleva la idea de caminar despreocupadamente hacia una trampa, como el caso del necio “simple” de Proverbios 1:32NTV: “Pues los simplones se apartan de mí hacia la muerte. Los necios son destruidos por su despreocupación”. Cuando estás en medio de un problema, es difícil salir ileso. La clave es estar alerta en oración.
La persona sabia conoce las trampas, se mantiene alerta ante cualquier síntoma de peligro, le pide a Dios sabiduría para evitar esas situaciones y valentía para darse la vuelta, decir “no” y continuar firme siguiendo a Cristo, sin avergonzarse.
El “espíritu” que está dispuesto debe ser fortalecido a través de la oración para vencer la debilidad del egoísmo de la carne. ¿Has experimentado la presencia de Cristo en áreas de prueba? ¿Tuviste la valentía de mantenerte fiel a Él?
“Amado Señor, guía mis pasos cada día y ayúdame a estar siempre pendiente y orando para evitar ser llevado por cualquier tentación a desobedecer Tu palabra.”