Mat. 22:17-21 “Dinos, pues, qué te parece: ¿Es lícito dar tributo a César, o no? 19 Mostradme la moneda del tributo. Y ellos le presentaron un denario. Le dijeron: ‘De César’, Y les dijo: ‘Dad,*~ pues, a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios.’”
En el primer siglo, los servicios estatales no eran gratis como ahora.
La historia cuenta que Roma retenía el 10 por ciento de impuestos en la producción de granos, 20 por ciento en la del vino y aceite y 1 por ciento en impuesto a la renta.
Los fariseos vinieron a Jesús con una pregunta: “¿Es lícito dar tributo a César?” Jesús pidió una moneda de plata con el perfil del emperador y les preguntó a los discípulos de los Fariseos, “¿De quién es esta imagen, y la inscripción?” Ellos respondieron, “de César”. Entonces Jesús respondió, “Entonces, dad al César lo que es del César; y dad a Dios lo que es de Dios”.
Pablo transliteró este mandamiento en Romanos 13:7: “Pagad a todos lo que debéis: al que tributo, tributo; al que impuesto, impuesto”.
Este es un mandato para los creyentes, que paguen sus impuestos a su gobierno, independientemente de cuál sea su situación política, religiosa o moral. El César podía demandar un porcentaje de su dinero, pero no sus almas.
Nuestro compromiso financiero y oraciones por las autoridades del gobierno son “para que vivamos quieta y reposadamente en toda piedad y honestidad. Porque esto es bueno y agradable delante de Dios nuestro Salvador” (1 Tim 2:2-3).
Este es nuestro deber para con nuestros líderes hoy. Los cristianos debemos ser los más honestos pagadores de impuestos, en honor al evangelio.
La pregunta sigue en pie: ¿Cuál es nuestro deber con Dios? Jesús enseñó, “¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! Porque diezmáis… y dejáis lo más importante de la ley: la justicia, la misericordia y la fe.
Esto era necesario hacer, sin dejar de hacer aquello” (Mt 23:23). En otras palabras, Jesús dijo: No dejen de diezmar.
Fuimos “comprados por precio” (1 Co 6:20). ¡Dios es dueño de todo lo que tenemos! Financieramente, debemos seguir haciendo lo correcto: Cuidando de nuestras familias y dando el diezmo para sostener el ministerio de Dios.
¡Cuidado! En donde sea que inviertas tu tesoro, revela lo que más desea tu corazón (Mt 6:21). ¿Es el reino de Dios importante para ti?
“Padre, me has puesto en un país que crecientemente me pide más impuestos. Si pagar a mi gobierno lo que debo, te agrada a Ti, entonces seré fiel y te deleitaré.”
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