Ro. 13: 7, “Pagad a todos lo que debéis*~: al que tributo, tributo; al que impuesto, impuesto; al que respeto, respeto; al que honra, honra.”
A nadie le gusta pagar impuestos, especialmente cuando la corrupción es evidente en el gobierno. Somos responsables de pagar lo que se nos dice para que no haya acusaciones contra los creyentes. De esta manera, no escandalizaremos el nombre de nuestro Salvador ni haremos que el evangelio pierda su valor.
En los tiempos bíblicos, el recolector de impuestos era la escoria de la sociedad; sin embargo, Jesús escogió a un “recolector de impuestos” (Lucas 5:27), Leví, como uno de sus discípulos. Pablo se refirió a los recolectores de impuestos como “ministros de Dios”, título que se le da a Cristo en Su alta función sacerdotal en el “verdadero tabernáculo” (He 8:2).
Pablo también se autodenomina “ministro de Jesucristo a los gentiles” (Ro 15:16). La autoridad de estos funcionarios viene de Dios, “por eso pagáis también los tributos” (13:6).
Este es un mandamiento de integridad financiera: “inmediatamente pagar a todos lo que debes” significa “deshacerse de un peso”, teniendo todas las deudas al día; pagando los impuestos, sin engañar; y, pagando los salarios completos y a tiempo.
Además, es un tema de relaciones: “al que respeto, respeto; al que honra, honra”. “Respetar” (phobos) significa “temer”. Concepto que va desde “respeto” hasta “terror”.
El respeto se demuestra al escuchar y buscar obedecer, con actitud sumisa, las instrucciones de una autoridad.
“Temer” al gobierno es real “porque es servidor de Dios para tu bien. Pero si haces lo malo, teme; porque no en vano lleva la espada, pues es servidor de Dios, vengador para castigar al que hace lo malo” (Ro 13:4).
Y también es un tema político: “al que honra, honra” habla del “rango o estado del oficio”, independientemente de quién ostente el cargo. Parece que Pablo tenía como objetivo asegurarse que los cristianos no provoquen reacciones gubernamentales indebidas contra la iglesia que limiten su empuje evangelístico.
Todo empresario sabe cómo evadir impuestos, pero los cristianos deben rechazar esa tentación. Debemos comprometernos a nunca hacer algo que desacredite al evangelio o a nuestro Salvador frente al mundo.
“Hay momentos cuando mi codicia o mi deseo de tener más me han colocado encima de mi capacidad de pago. Enséñame la necedad de mi egoísmo y dame la gracia de sacrificar lo que sea para pagar toda deuda, en honor a Tu nombre.”