1 Cor 16:1-2 “En cuanto a la ofrenda para los santos, haced vosotros también de la manera que ordené en las iglesias de Galacia. Cada primer día de la semana cada uno de vosotros aparte~~ y guarde algún dinero conforme a sus ingresos, para que no se tengan que hacer colectas cuando yo vaya.”
Después de enseñar doctrinalmente acerca de nuestra resurrección (1 Co 15), Pablo vuelve a la vida práctica. Dios tiene un plan para guardar “tesoros en el cielo” mientras seguimos en la tierra (Mt 6:20).
“En cuanto a la colecta para los santos…”, muestra que Pablo respondía a consultas hechas por carta (como en 1 Co 7:1, 8:1, y 12:1). Por más de un año, él había enseñado a las iglesias cómo responder generosamente en emergencias.
En Romanos 15:26, Pablo recogía fondos para la iglesia de Jerusalén, la cual sufría de hambre y pobreza: “ya que Macedonia y Acaya tuvieron a bien hacer una colecta para los hermanos pobres de Jerusalén”.
Más tarde, escribió uno de los más grandes elogios para una iglesia generosa: “Hermanos, queremos que se enteren de la gracia que Dios ha dado a las iglesias de Macedonia. En medio de las pruebas más difíciles, su desbordante alegría y su extrema pobreza abundaron en rica generosidad. Soy testigo de que dieron espontáneamente tanto como podían, y aún más de lo que podían, rogándonos con insistencia que les concediéramos el privilegio de tomar parte en esta ayuda para los santos” (2 Co 8:1-5).
Previamente enseñó principios de prácticas habituales. Se debe “dar” “el primer día de la semana”, lo que implica dos cosas: Que había una reunión todos los domingos; y, que la ofrenda planificada era parte del servicio de adoración, como un compromiso con la obra de Dios. “Cada uno de ustedes”, implica que cada persona es mayordomo de lo que Dios le ha encomendado. Todos debemos “separar parte de la ganancia y guardar” en la iglesia.
La cantidad a ofrendar debe ser “en la medida en que Dios te haya bendecido”. El diezmo ha sido siempre el punto base para dar (fue estable-cido mucho antes que la ley). Nuestra ofrenda muestra el agradecimiento que canta nuestra alabanza. La ofrenda sin alabanza, o la alabanza sin ofrenda es nula o vacía. ¿Puedes alabar por medio de tu dar?
“Por qué es mi corazón tan rebelde para dar regularmente a tu Iglesia y a Tu reino? ¿Por qué amo recibir beneficios más que ser de bendición para otros? Me has bendecido tanto, Señor. Dame la gracia de bendecir a otros tal como yo he sido bendecido por Ti.”