1 Tim. 5:17 “Los Ancianos que gobiernen bien, sean tenidos por dignos~~ de doble honor (“sean bien pagados”), mayormente los que trabajan en predicar y enseñar.”
El Señor Jesús declaró, “edificaré mi iglesia” (Mt 16:18), lo cual hace de la iglesia una institución sagrada.
Pablo animó a los ancianos/pastores de Éfeso diciéndoles: “Por tanto mirad por vosotros, y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos, para apacentar la iglesia del Señor, la cual Él ganó por Su propia sangre” (Hch 20:28).
El Hijo de Dios pagó un alto precio para que existiera la iglesia, por lo tanto debe ser protegida y altamente valorada a pesar de sus falencias.
La responsabilidad de “mirar por” la iglesia cae principalmente sobre los hombros de los pastores/ancianos que sirven como supervisores de la congregación de los creyentes. “Mirad” significa “acercar, traer un barco a puerto, cambiar la mentalidad, atender”.
Los ancianos están para dirigir y entrenar a la iglesia para cumplir su función como “linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios para que anunciéis las virtudes de Aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable” (1 P 2:9).
El liderazgo es una posición frágil. No puede demandar, manipular o intimidar para recibir autoridad. La autoridad se entrega voluntariamente al líder por haber sido aprobado como confiable por su buen ejemplo. El pastor debe ser “tenido por digno”, es decir que se le debe dar “honor”, lo cual tiene un amplio significado que va desde el “respeto” (1 Tim 6:1) hasta el “privilegio de soportarlo financieramente”.
La congregación está obligada a “honrar”, especialmente con soporte financiero, a los pastores/ancianos que “gobiernen bien” o que “presidan, lideren, pastoreen, guíen” bien. Los líderes son responsables de ministrar, por eso se les debe dar la autoridad para liderar. Los creyentes deben “continuamente tenerlos por dignos” o “reconocerlos como merecedores de honor”.
Este honor debe darse “mayormente los que trabajan en predicar y enseñar”. “Predicar” (Gr. logos) significa proclamar públicamente la Palabra o la verdad en exhortación y amonestación.
“Enseñar” habla de las doctrinas y mandamientos de la Escritura “dada a los santos” (Judas 3). Su labor es preparar la predicación y la enseñanza, con un contenido evidente, claro y con su aplicación. ¡Qué privilegio! ¿Cómo muestras tu honor a tus líderes?
“Gracias, Señor, por los líderes que has puesto en mi vida y por su compromiso de enseñar y practicar Tu palabra como un ejemplo para mí.”