Mat 19:6 “Así que no son ya más dos, sino una sola carne; por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe~| el hombre.”
Los Fariseos nuevamente intentaron hacer caer a Jesús con una pregunta capciosa: “¿Es lícito al hombre repudiar a su mujer por cualquier causa?” (Mt 19:3).
Esta pregunta surgía de un malentendido de Deuteronomio 24:1-4 en donde Moisés parecía fomentar el divorcio. Jesús aclaró la instrucción de Moisés al explicar que él permitió el divorcio solo por “la dureza de sus corazones”.
Inclusive los discípulos de Jesús reaccionaron con asombro a Su enseñanza contra el divorcio: “Si así es la condición del hombre con su mujer, no conviene casarse” (19:10). Ellos querían controlar a sus esposas amenazándolas con el divorcio.
No podían ni siquiera imaginar que un vínculo de amor o de mutua sumisión sea tan poderoso para unir a un matrimonio permanentemente.
Jesús les responde con una pregunta intimidante: “¿No han leído…?” (Mt 19:4). Dios espera que todos nosotros leamos y conozcamos correctamente todas las instrucciones que Él nos ha revelado. Luego, Él pasa a explicar cuatro razones por las que el divorcio nunca fue el plan de Dios:
Primero, Adán y Eva fueron creados varón y mujer, y fue Dios Quien los unió.
Segundo, ellos debían pegarse el uno al otro. La palabra “juntar” significa “pegar una cosa a otra”. Dios ha diseñado el matrimonio como un compromiso total del uno hacia el otro.
Tercero, “los dos (debían) llegar a ser una sola carne”. El hombre y la mujer casados entre sí, viven juntos y hacen cosas juntos; son amantes, y se rehúsan a pensar en ninguna otra persona. Son un solo cuerpo, inseparable hasta la muerte. Son uno solo en pensamiento, metas, deseos, dirección, compromiso y sumisión a Dios.
Cuarto, todo matrimonio en el mundo está diseñado por la intervención de Dios: “Dios los unió”. El matrimonio es siempre la obra de Dios, y el divorcio es siempre la obra de nuestra propia rebeldía. Aunque el mandamiento dice literalmente “dejen de separarse o divorciarse”, sí existen pocas excepciones.
Tú sigue siempre los principios de Dios en tu matrimonio para resolver conflictos y mantenerse unidos.
“Señor, cada día conozco parejas que están luchando en su matrimonio. Dame la sabiduría de comprometerlos a dialogar y ayudarles a trabajar en sus conflictos. Que busquemos evitar divorcios tanto como Tú odias la ruptura de matrimonios. Gracias por darme siempre Tu gracia.”