Ef. 5:33 “Por lo demás, cada uno de vosotros ame también~~ a su mujer como a sí mismo; y la mujer respete a su marido.”
El amor de Dios para la humanidad es el modelo para un matrimonio exitoso. A pesar de cómo fue tratado por nosotros, Su amor nunca disminuyó, porque no estaba basado en lo que le pudiéramos dar a cambio, sino en que solamente Él podía proveer lo que nosotros, pecadores indignos, incluso rebeldes, necesitamos.
Ahora Dios manda a amarnos de la misma manera, porque Él ha colocado Su amor en nuestros corazones (Ro 5:5).
El inicio de una relación puede ser por atracción que con el tiempo desaparece, pero el compromiso de amar al compañero, nunca cambia. Todos necesitamos un amor desinteresado, generoso, perdonador, sacri-ficado y constructivo, no basado en emociones o en superficialidades sino en un compromiso dispuesto a vivir para el otro.
Estás destinado/a al fracaso si tu amor se basa en que tu compañero/a es atractivo, responsable, te hace sentir bien, te hace orgulloso o porque satisface todas tus necesidades, ya que tus demandas aumentarán. Nadie podrá satisfacer todas tus expectativas.
Pablo prioriza la obligación del esposo de “amar a su esposa como a sí mismo”. Los psicólogos contemporáneos quieren que prioricemos nuestro amor por nosotros mismos antes de saber cómo amar a alguien más. Sin embargo, ¡no existe ningún mandamiento o enfoque bíblico de amarse a sí mismo!
Eso es completamente natural: “Porque nadie aborreció jamás a su propia carne, sino que la sustenta y la cuida” (Ef 5:29). El amor no se mide por cómo te sientes contigo mismo, te defiendes, cuidas, provees, satisfaces y agradas, sino por cómo haces todas esas cosas, y más, para tu esposa.
La “esposa debe respetar a su marido” (phobeo, una frase imperatival de hina + subjuntivo, “temer , hacer reverencia”). El modelo para la esposa es la relación de la iglesia hacia Cristo (5:23).
Mira solamente estas características en tu pareja, “Todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad.” (Fil 4:8), porque “el amor cubrirá multitud de pecados” (1 P 4:8). El hombre necesita una esposa que piense que él es importante y que lo respete por sus fortalezas. La mujer necesita un esposo que esté dispuesto a sacrificar cualquier cosa para suplir sus necesidades. ¿Puedes dar libremente estas cosas a tu esposa/o?
Señor, ¿Por qué soy tan egoísta y no pienso en las necesidades de mi cónyuge como debo? Perdóname, Señor, y ayúdame pedir perdón y comprometerme a ser sensible a sus necesidades.”