Col. 3:18 “Casadas, estad sujetas~~ a vuestros maridos, como conviene en el Señor.”
Así como ordena al marido a estar mutuamente sometido (Ef 5:21) y a amar sacrificialmente a su esposa (5:25) lo cual va contra su egoísmo y naturaleza dominante; así el mandamiento de someterse, para la esposa, es contrario a su naturaleza controladora.
Todas las mujeres fueron cambiadas por la caída en el Edén (Gn 3:16). Este cambio las hizo instintivamente controladoras y manipuladoras de los demás.
“Estad sujetas” es contrario a su vieja naturaleza. La forma verbal significa, “sujetarse a sí misma” o “reconocer la autoridad de alguien sobre sí”. Se usa también para describir la sumisión de Jesús a Sus padres terrenales (Lc 2:51), de los demonios a los discípulos (Lc 10:17,20), de la mente espiritual a los mandamientos de Dios (Ro 8:7), y de toda persona a las autoridades del gobierno (Ro 13:1).
Se quiere ignorar estos pasajes incómodos negando completamente cualquier autoridad en la vida de la mujer, y equivocadamente se los relega al primer siglo, declarándolos inaplicables para la actualidad.
Sin embargo, no aplicar este principio en el matrimonio tiene resultados devastadores. Solo una esposa que voluntariamente se somete a un esposo-siervo, comprometido con beneficiarla, descubrirá el gozo del matrimonio. Tito 2:5 instruye a las mujeres a ser “cuidadosas de su casa,… sujetas a sus maridos, para que la palabra de Dios no sea blasfemada”. Hay mucho en juego.
Aclaremos algunos conceptos equivocados:
Primero, nunca insinúa que la sumisión implica inferioridad o abuso.
Segundo, la obediencia está visiblemente ausente en la instrucción a la esposa, pero está presente para los hijos y siervos. La sumisión satisface las necesidades del esposo.
Tercero, los esposos están prohibidos de abusar de su autoridad. Jesús dijo, “…los gobernantes de este mundo tratan a su pueblo con prepotencia y los funcionarios hacen alarde de su autoridad…. Pero entre ustedes será diferente. El que quiera ser líder (esposo) entre ustedes deberá ser sirviente” (Mr 10:42-43).
Un líder siervo se muestra primero en casa. No hay nada comparable al gozo de un matrimonio hecho a la manera de Dios. ¿Confías en Su manera?
“La sumisión no es fácil, especialmente en el matrimonio, porque tendemos a pensar que nuestros derechos y necesidades son más importantes que liderar. Que lo que “conviene en el Señor” sea lo que conviene también a mi parecer.”