1 Pedro 1:13 “Por eso, preparen sus mentes para actuar estando completamente sobrios, y poniendo su esperanza*~ completamente en la gracia que os será dada cuando Cristo sea revelado.”
“¿En sus marcas? Listos. ¡Fuera!” Nuestro texto parece el comienzo de una carrera hacia una acción con propósito.
Pedro describió el precio que los profetas pagaron por “testificar de antemano los sufrimientos de Cristo” (1:11): “no para sí mismos, sino para nosotros” poniendo los cimientos para “el evangelio… enviado del cielo” (1:12). Ahora, es nuestro turno.
Pedro da cinco exhortaciones, casi como un entrenador antes de llevar a su equipo a la cancha: (1) preparen sus mentes para la acción; (2) tengan dominio propio; (3) pongan toda su esperanza; (4) no se conformen a… los malos deseos (1:14); y (5) sean santos (1:15).
Luego dice, “pongan su esperanza en la gracia, con una mente preparada y con dominio propio” y “sean santificados al no sucumbir a los deseos del mal” (1:14-15).
El mandamiento “decide de inmediato fijar completamente tu esperanza” significa enfocarse mentalmente en las prioridades eternas, eliminando cualquier cosa que pueda impedirte cumplir la voluntad de Dios. ¡Qué tremenda meta!
La mayoría de nosotros fijamos nuestras metas en un carro, una casa, una vacación, cosas materiales, ahorros o jubilación. Vivimos para esas “esperanzas” o metas, pensamos en ellas cada día, y posponemos tiempo o gastos que puedan interferir con ellas.
Pedro nos dice cómo hacer que nuestra herencia eterna sea nuestra meta principal, tanto que todo lo que hagamos tenga un propósito para la eternidad y cumpla los objetivos de Cristo para la iglesia, hasta que Él vuelva. ¿Están tus ambiciones a esa altura?
Para lograr esta meta requerimos preparación mental. La obediencia es un acto consciente de la voluntad. Estar completamente sobrio significa “estar en control de tu proceso de pensamiento”, evitando pensar irracionalmente y manteniéndote “sereno y enfocado” al escoger la prioridad urgente de la “esperanza” de la “gracia que os será dada cuando Cristo sea revelado”.
Esta esperanza debe ser “completamente”, “sin reserva”, el centro de tu vida. Por esta gracia nosotros estaremos frente a Jesús en Su revelación. ¿Meditarás en este mandamiento y pagarás el precio para obedecerlo?
“Hay tiempos en que quiero mi voluntad, mi método y mis placeres, en ese momento. Duele tener que esperar, pero nada en la tierra se compara a lo que nos espera a Tus hijos. No podemos imaginar lo que Tú has preparado para nosotros. Gracias, Señor.”