1 Tes. 5:15a Mirad~~ que ninguno pague a otro mal por mal…”
La venganza es una respuesta natural a un trato injusto, como cuando alguien es herido en sus relaciones personales.
Los Cristianos dañan a otros al decir palabras hirientes (Prov 15:2,4 “la boca de los necios hablará sandeces… la perversidad de ella [la lengua] es quebrantamiento de espíritu”), o al decir dolorosos chismes y calumnias (11:13:“El que anda en chismes descubre el secreto; pero el de espíritu fiel lo guarda todo”).
La retaliación personal (para estar iguales) está estrictamente prohibido para los seguidores de Cristo. Jesús dijo, “Pero yo digo: no resistas a la persona mala. Si alguien te da una bofetada en la mejilla derecha, ofrécele también la otra mejilla. Pero yo digo: ¡ama a tus enemigos! ¡Ora por los que te persiguen!” (Mt 5:39, 44NTV).
Sin importar si es una ofensa política, empresarial o personal, estamos ampliamente prohibidos de herir a cualquier persona proporcional-mente a la herida que ellos nos han hecho. Pedro escribió, “no paguen mal por mal, no respondan con insultos cuando la gente los insulte. Por el contrario, contesten con una bendición. A esto los ha llamado Dios y él los bendecirá por hacerlo” (1 P 3:9).
Pablo reiteró este principio en Romanos 12:17-19: “Nunca devuelvan a nadie mal por mal. Compórtense de tal manera que todo el mundo vea que ustedes son personas honradas. Hagan todo lo posible por vivir en paz con todos. Queridos amigos, nunca tomen venganza. Dejen que se encargue la justa ira de Dios. Pues dicen las Escrituras: ‘Yo tomaré venganza; Yo les pagaré lo que se merecen’, dice el Señor”.
El problema es que nosotros no conocemos todo, y en nuestra ira, nuestra respuesta posiblemente será exagerada. Por lo tanto, no podemos ser justos. “La ira del hombre no obra la justicia de Dios” (Stg 1:20).
Nunca podemos determinar lo que es justo o “parejo”, por eso debemos dejar que Dios tome esas decisiones. ¿Puedes confiar que Él sabe cómo hacer justicia a cualquier injusticia cruel o dolorosa que tú experimentas?
“Amado Señor, Tú sabes cuándo somos maltratados por otros y nos has enseñado a no desquitarnos. Solamente Tú tienes la sabiduría para pagar al pecador por sus acciones. Ayúdame a recordar que solo Tú eres Dios.”