Gal. 6:1 “Amados hermanos, si otro creyente está dominado por algún pecado, ustedes, que son espirituales, deberían ayudarlo a volver~~ al camino recto con ternura y humildad. Y tengan mucho cuidado [implicado imperativo] de no caer ustedes en la misma tentación.”
El ministerio de restauración, técnicamente no es una responsabilidad del liderazgo de la iglesia sino de los “hermanos y hermanas” de la iglesia. Este versículo habla del ministerio de consejería y restauración al creyente caído.
Un pecado significa “un desvío de la verdad” que sea por ignorancia o por desobediencia abierta. Aun con la nueva naturaleza que el Espíritu Santo plantó en el creyente, los deseos pecaminosos persisten ( Gá 5:16-18). Esta persona fue “descubierta en algún pecado”: El verbo está en modo pasivo, lo cual significa “ser encontrado desprevenido” (FRIBERG).
Cuando existe una apropiada confrontación, confesión, perdón, restitución y restauración se demuestra a todos: integridad, transparencia, honestidad y compromiso de obediencia con la iglesia, que ganará el respeto de todos.
El mandamiento es “continuamente hacer todo lo posible” para “restaurar” a los caídos. La palabra restaurar significa “arreglar un hueso roto, arreglar una red, o reparar un barco antes de su siguiente viaje”.
Es una tarea para los espirituales, aquellos que “caminan por el Espíritu” (Gá 5:16). La madurez espiritual es evidente en aquellos que por razón al usar [estudiar y aplicar] tienen sus sentidos ejercitados para discernir entre el bien y el mal” (He 5:13-14) porque viven por los mandamientos.
Pablo le escribió a Timoteo “en humildad corrigiendo a aquellos que están en oposición, tal vez Dios les cambie el corazón y aprendan la verdad” (2 Tim 2:25).
A ellos (y a nosotros) manda “tengan mucho cuidado”, es decir, “vigilar, estar pendiente” del pecado, a fin de que el equipo de restauración no sea tentado por él.
Mantén la mira en la raíz que causa rebelión, egoísmo, orgullo o incredulidad, y no en los detalles tentadores de pecados específicos que también pueden atraparte. ¿Nos importamos lo suficiente los unos a los otros como para practicar esto?
“Amado Señor, Tus hijos somos propensos a pecar aunque somos seguidores de Cristo. Por favor, hazme rápido para detectar pecado en mi propio corazón y confesarte a Ti, para poder estar listo para ayudar a otros.”