Efesios 6:2 “Honra~~ a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa; para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra”.
El valor fundamental de cualquier sociedad es la familia. Cuando la gente concibe creencias negativas que deprecian o degradan la importancia de la familia, nuestra sociedad o nuestra iglesia están condenadas al fracaso.
El mayor problema con los jóvenes es la amargura egoísta y la desilusión hacia sus padres, lo cual provoca un rechazo hacia ellos y también hacia sus valores y creencias. Los padres son lo que son, y los hijos deben aprender de cualquiera que sea su sabiduría y someterse a ellos con el fin de madurar.
La responsabilidad doble del hijo es: aprender a ser obediente (Ef 6:1), y “honrar” a sus padres (6:2). Estos dos aspectos son diferentes. La obediencia es una obligación mientras está bajo el cuidado de sus padres, pero honrar es respetar y amar perpetuamente. Honrar es el único de los Diez Mandamientos relacionado con la familia, y si se lo obedece, es la base para familias saludables.
Este mandamiento incluye la promesa “para que te vaya bien” y “tengas una larga vida en la tierra” (6:3). Quien crece en una familia donde se enfatiza la obediencia, la disciplina y el respeto por los padres tendrá las claves para todas las relaciones en una sociedad ordenada y armoniosa.
La palabra honrar, significa “reverenciar, admirar, valorar en un alto precio”. Esta es la actitud aprendida por los esclavos (o empleados) hacia sus amos (o jefes: 1 Tim 6:1l), por los esposos hacia sus esposas (1 P 3:7), y por todos hacia los que están en gobierno y liderazgo (Ro 13:7).
Cuando los padres, así como los hijos, no aprenden a practicar los principios bíblicos, es inevitable que exista disfunción y desintegración familiar. Habrían más familias saludables, si los hijos aprendieran a obedecer, respetar y perdonar en la familia, y los padres aprendieran paciencia, respeto cuidadoso y cómo disciplinar a sus hijos sin destruir su valor personal.
Los hijos deben aprender a perdonar a sus padres por sus palabras hirientes o por sus actos de humillación o abuso, especialmente cuando usan una manera equivocada de corregir a un niño.
¿De qué manera estás honrando a tus padres o a tus líderes?
“Amado Jesús, Yo te alabo por los padres que me diste. Gracias por lo que me enseñaron y su ejemplo que quiero pasar a la siguiente generación.”