1 Pedro 5:5 “Del mismo modo, ustedes hombres más jóvenes tienen que aceptar*~ la autoridad de los ancianos. Y todos sírvanse*~ unos a otros con humildad, porque Dios se opone a los orgullosos pero muestra su favor a los humildes.”
El trato para nuestras autoridades debe ser una cultura práctica, arraigada en principios bíblicos. Aquí Pedro habla de la actitud de los ancianos de la iglesia hacia su rebaño.
Los líderes no deben estar motivados por el pago o por enseñorearse de los demás; deben, más bien, ser un ejemplo a seguir (1 P 5:2-3). Pedro instruye a la gente joven que “decida inmediatamente sujetarse a los ancianos/pastores” (lit. “organizarse bajo o estar subordinado”).
Dios les ha dado la responsabilidad de cuidar del pueblo de Dios (Hch 20:28). Esta es la misma palabra de 1 Pedro 3:1, “Esposas, de la misma manera sométanse a sus esposos…”. Las esposas aprenden viendo cómo sus esposos son sumisos a sus autoridades (ej., iglesia, trabajo, estado, impuestos y a Dios).
Para facilitar una relación saludable, Pedro les ordena que “se revistan de humildad”. Revestirse significa “amarrarse a uno mismo,” que viene de la palabra para “mandil de un esclavo”. Figurativamente, debemos vestirnos como humildes esclavos. Debemos ver a la humildad como un adorno hermoso. La generosidad desinteresada es la esencia de la verdadera humildad y es la que abre la puerta a la integridad y sinceridad.
La imagen de Pedro parece regresar a la noche cuando los apóstoles estaban discutiendo sobre quién sería el mejor en el reino de Cristo, cuando Jesús silenciosamente se levantó para quitar las sandalias y lavar los pies sucios de todos. Pedro concluyó, “Finalmente, sed todos de un mismo sentir, compasivos, amándoos fraternalmente, misericordiosos, amigables (1 P 3:8).
El orgullo que hay dentro de nosotros se resiste a este valor de la humildad, por lo que Pedro hace referencia a Proverbios 3:34 para enfatizar la actitud inconfundible de Dios hacia el orgullo y la humildad: “Dios resiste al orgulloso”. En este sentido, resiste significa que Él “se pone a Sí Mismo en contra de, o batalla contra”.
Por otra parte, Él “da gracia al humilde,” se refiere a que Dios coloca Su favor especial sobre la vida de tal persona. Nos convertimos en lo que deseamos y valoramos. Es nuestra elección. Él está escuchando.
“Amado Señor, Tú bendices a Tus hijos cuando obedecemos Tus principios. Hoy día, guía mis pensamientos y acciones cuando busco humildemente someterme a aquellos que son mi autoridad espiritual.”