Marzo 27. No juzguen en cuanto a la comida, la bebida o los días especiales.

Colosenses 2:16 “Así que nadie los juzgue~| a ustedes por lo que comen o beben, o con respecto a días de fiesta religiosa, de luna nueva o de reposo.”

El legalismo es una teología de control, ligada a técnicas manipuladoras de crítica y de juzgar mal a quienquiera que no se amolde a su conjunto de supuestas reglas morales, espiritualidad hecha por hombres, que busca solamente comportamientos superficiales y externos, creando un espíritu de crítica y división entre los seguidores de Cristo.

“Que nadie te juzgue”, es una orden de no dejar que eso te moleste. Cristo ha redimido al creyente de cualquier culpa de la ley, por eso no debe permitir que nadie lo intimide o lo manipule, haciéndole sentir culpable.

Pablo escribió, “Cristo es el fin de la ley, para que todo el que cree reciba la justicia” (Ro 10:4). Tratar de ser más aceptable o justo por medio de cualquier sistema legalista es totalmente infructuoso. Es más, “Cristo nos libertó para que vivamos en libertad. Por lo tanto, manténganse firmes y no se sometan nuevamente al yugo de esclavitud” (Gá 5:1).

Pablo escribió a los romanos, “porque el reino de Dios no es cuestión de comidas o bebidas sino de justicia, paz y alegría en el Espíritu Santo” (Ro14:17). Las leyes del AT de comida han sido anuladas, como también los anteriores festivales mandatorios y los días del Sabbat.

Todas las leyes del Antiguo Testamento no eran sino “una sombra de lo que va a venir; la substancia es de Cristo” (Col 2:17). Las sombras del Antiguo Testamento ya no son el plan de Dios; más bien ellas apuntaban hacia un objeto real o “substancia”, el cual fue Jesús.

Ya que el sacrificio real ha aparecido, el único medio para ser aceptado delante de Dios es poner tu fe en la “substancia” de Cristo como una ofrenda sacrificial de Dios por tu perdón.

El enfoque al obedecer Su Palabra es complacer al Salvador y demostrar que tomas en serio Su Palabra. ¿Cuál de estas actitudes te motiva más: la gratitud por Su gracia, el miedo a ser rechazado por Dios y por otros, o una ambición de parecer más espiritual que otros?

Señor Jesús, Tú nos has dado un ejemplo perfecto para vivir.  Ayúdame hoy día a obedecer Tus mandamientos sin temor de lo que los otros puedan pensar, pero también mantenme lejos de pretender ser más espiritual, imponiendo mis convicciones sobre otros.”

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