1 Cor 10:32 “No seáis tropiezo~| [lit. “no tener culpa”] a los judíos o griegos o a la iglesia de Dios, aun si trato de complacer a todos en todas formas. Porque Yo no estoy buscando mi propio bien sino el de muchos, para que ellos sean salvos.”
La novela de 1958 “El Americano Feo” vendió 7 millones de copias y se convirtió en el slogan para describir a los americanos egoístas, interesados solo en sí mismos, a quienes poco les importaba las otras culturas.
Cada país dará significados diferentes a palabras y comportamientos. Nos comunicamos más con nuestras acciones, gestos y tono de voz que con nuestras palabras. Si nos importa, evitaremos cualquier lo que sea ofensiva.
Este resumen de Pablo (1 Co 10:27-30) explica su actitud hacia las normas culturales de los diferentes grupos étnicos. Él ya había escrito que se acomodó a los judíos, así como a los diferentes grupos gentiles (1 Co 9:19-23).
A pesar del compromiso de Pablo de no ofender a otras culturas, él nunca dejó de explicar el evangelio de Cristo, aunque eso pudiera ofender. Valientemente les dijo a los judíos y a los griegos que se vuelvan a Dios en arrepentimiento y pongan su fe en Jesucristo (Hechos 20:21).
Él nunca pidió algo para sí mismo, aun cuando enseñaba que todos los obreros cristianos debían tener apoyo financiero (1 Co 9:12-18). El cedió su derecho normal de recompensa para que otros nunca sospechen de sus motivos y de esa manera no rechacen su mensaje. Hacía cualquier cosa para comunicar el evangelio a todas las culturas de su tiempo.
Pablo estaba cómodo con las culturas judías y con muchas culturas gentiles, en donde el griego o el latín fueron como segundos idiomas. La mayoría de provincias eran de grupos étnicos distintos. Las distintas prácticas de la “iglesia de Dios”, con una variedad de costumbres, forzaron a Pablo a acomodar su forma de vida sin violar ningún principio de las Escrituras.
No buscó beneficiarse a sí mismo, sino “complacer a todos”. “Complacer” significa “adaptarse, ajustarse, acomodarse, ser aceptable a”. Hoy, las grandes ciudades de Norteamérica pueden llegar a tener más de 200 culturas o idiomas, lo cual requiere un compromiso intercultural del mensajero de hoy. ¿Puedes hacer que todos se sientan cómodos contigo?
“Amado Dios, quieres que nosotros hagamos relevante Tu palabra a todos ellos por difícil que eso pueda ser. Ayúdame a ser sensible a la diferencia de otras culturas, pero veraz al propósito de comunicar Tu mensaje de verdad.”