Ef. 5: 7 “No seáis, pues, partícipes~| con ellos.”
Actualmente, hay un movimiento dentro de los cristianos evangélicos que construye relaciones con los no salvos, queriéndolos, siendo lo menos ofensivos posible, o compartiendo sus hábitos.
El creyente debe saber “que ningún fornicario [quien tiene relaciones sexuales antes del matrimonio], o inmundo [cualquier cosa que el Señor odie], o avaro[codicioso, deseando más cosas], que es idólatra, tiene herencia en el reino de Cristo y de Dios” (Ef 5:5).
Son señales de las personas no salvas, sobre quienes “viene la ira de Dios” (Ef 5:6).
Los religiosos pretenden ser Cristianos pero no quieren ni arrepentirse ni ver lo malo de continuar en su estilo de vida pecaminoso. ¡Aléjense de ellos! “Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres, enseñándonos que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo sobria, justa y piadosamente” (Tito 2:11-12).
Como resultado de las precedentes verdades en cuanto a la ira de Dios sobre los “desobedientes”, manda a los creyentes a “no ser partícipes con ellos”, imperativo que tiene la connotación de íntimo involucramiento y participación con el no salvo, especialmente en sus conductas inmorales.¿Cuán lejos debe separarse?
No es distanciarse de tener contacto o amistad, sino abstenerse de amar al mundo, a sus valores sensuales, y a la indiferencia por los mandamientos de la Escritura. Debemos ser “luz” en la oscuridad y “sal” en lo vacío del mundo, sin participar en conductas no bíblicas. Pablo escribió, “no participéis en las obras infructuosas de las tinieblas” (Ef 5:11).
La actitud de Dios hacia cualquier actividad sexual fuera del matrimonio (fornicación) no ha cambiado. A veces Su ira es inmediata, pero afortunadamente, Él generalmente espera pacientemente que los pecadores se arrepientan y busquen Su perdón.
Nunca deberíamos sentirnos cómodos pensando que estamos exentos de la “ira de Dios sobre los hijos de desobediencia” (Ef 5:6). Si ellos te importan, confróntalos acerca de su necesidad de un Salvador. Cuídense de los intereses egoístas de esas relaciones. Honren a Cristo en todo lo que hagan.
“Amado Señor, ayuda a cada uno de Tus hijos amados a escoger sabiamente con quién pasar nuestro tiempo y nuestras vidas. Que no seamos parte de ningún estilo de vida pecaminoso simplemente para ser aceptados por quienes no te conocen.”