Lucas 21:34 “Mirad~~ también por vosotros mismos, que vuestros corazones no se carguen de glotonería y embriaguez y de los afanes de esta vida, y venga de repente sobre vosotros aquel día.”
La mente humana es corrupta, aún en la persona más linda. Cuando tú le cuentas a una persona no-salva que Dios le ama, comienza a pensar, “claro, soy una persona maravillosa y mi autoestima es grande, ¿por qué Dios no habría de amarme?” O, “bueno, si Dios me ama, jamás me enviaría al infierno, entonces no debo preocuparme por la muerte”.
En cuanto a la Segunda Venida, argumenta: “Él aún no ha venido y tampoco vendrá pronto; dice también, “Solo los fanáticos piensan en la Segunda Venida”.
Inclusive los creyentes llegan a ser escépticos de la urgencia de los tiempos, y lo evidencian con su apatía al evangelismo mundial y al discipulado personal. Han descuidado sus corazones y se han abierto a pecados atroces que los atrapan.
Lucas 21:34 nos dice: “Mantente continuamente en guardia”. Debemos esperar el retorno de Cristo como parte de nuestras actividades de cada día. En cuanto a las señales de Su venida, Jesús dijo, “esta generación no pasará hasta que todo esto acontezca” (21:32).
Sus discípulos no debían dejar que nada interfiriera con su principal tarea de llevar el evangelio a “los lugares más allá” (2 Co 10:16) de donde ya existe. Miles de cosas los distraerían.
Cuando le preguntaron a Jesús cuándo regresaría, Su principal respuesta fue: “y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin” (Mateo 24:14).
Cuando un cristiano comienza a aceptar la mentira de que su vida no importa, que no puede hacer diferencia en la vida de alguien, o que no puede apresurarse a completar la Gran Comisión, puede ser tentado a vivir egoístamente.
Su corazón pecaminoso se dirigirá hacia las atracciones carnales. Los cristianos pueden ser culpables de los peores pecados y justificarlos con argumentos psicológicos o filosóficos. ¡Cuida tu corazón!
Cuando Jesús venga, no habrá advertencia, ni tiempo para cambiar. En cualquier estado espiritual en que te encuentres en ese momento, enfrentarás el Juicio del Tribunal de Cristo, con todas sus consecuencias. No dejes que este mundo “venga sobre ti… como un lazo”.
“Amado Señor, dame la gracia de siempre cuidarme de cualquier cosa que pueda alejarme de honrarte a Ti y cumplir mi parte en la Gran Comisión.”