1 Cor.3:21 “Así que, ninguno se gloríe~| en los hombres; porque todo es vuestro;”
Exaltar a los líderes humanos y ponerlos uno contra otro cuando hay varios en la iglesia, fue una de las actitudes carnales de Corinto.
Pablo escribió, “Porque he sido informado… que hay entre vosotros contiendas. Quiero decir, que cada uno de vosotros dice: Yo soy de Pablo; y yo de Apolos; y yo de Cefas; y yo de Cristo. ¿Acaso está dividido Cristo? ¿Fue crucificado Pablo por vosotros? ¿O fuisteis bautizados en el nombre de Pablo?” (1 Co 1:11-13).
Pablo describió luego lo que limitaba la exposición de ellos a las verdades de la Palabra de Dios: “Os di a beber leche, y no vianda; porque aún no erais capaces, ni sois capaces todavía, porque aún sois carnales; pues habiendo entre vosotros celos, contiendas y disensiones ¿no soy carnales, y andáis como hombres?
Porque diciendo el uno: Yo ciertamente soy de Pablo; y el otro: Yo soy de Apolos, ¿No sois carnales? (3:1-4). Las ideas preconcebidas que tenían los corintios acerca de la vida cristiana cerraron sus mentes y espíritus para no escuchar a otros maestros que no fueran estos maestros especiales.
Siempre habrá una pequeña diferencia de opinión o de prioridades en la dirección de Dios para la aplicación de la Biblia de los diferentes maes-tros o predicadores. Quienes los escuchan, o los estudiantes, no deberían exagerar desproporcionadamente esas diferencias y ponerles a los unos contra los otros, porque la Palabra de Dios es la autoridad suprema.
Sin embargo, si descuidamos la Biblia o la consideramos antigua, obsoleta, y en su lugar aceptamos la “revelación especial o fresca” de un maestro, significa que aceptamos ser esas enseñanzas tan sagradas como la Biblia y nos hemos deslizado hacia las actitudes carnales de los Corintios.
Cuando dejamos de estudiar cuidadosamente la Palabra de Dios, que nos desafía a obedecer Sus mandamientos, entonces las auto-ayudas psicológica o filosófica pasan a ser el corazón del mensaje. La mayoría de la gente no puede notar la diferencia.
Jesús dijo “enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado” (Mt 28:20). Cuando sales de la iglesia, pregúntate: “¿Cómo voy a obedecer la palabra de Dios, esta semana?”
“Ayúdame a nunca permitir que otra persona o enseñanzas humanas sean más importantes que lo que Tú me has enseñado en Tu palabra.”