1 Cor. 3:18 “Nadie se engañe~~ a sí mismo; si alguno entre vosotros se cree sabio en este siglo, hágase*~ ignorante, para que llegue a ser sabio.”
Los engañadores saben que la mayoría de la gente es ingenua y sin discernimiento. Los falsos maestros han aprendido cómo impresionar a sus oyentes con mitos, milagros y maravillas que cautivan su curiosidad y los convierten en seguidores, cambian el texto bíblico por fábulas o filosofías intelectuales.
Esos líderes se impresionan tanto de sus propios poderes de persuasión ¡que ellos mismos creen sus propias mentiras!
Cuando los creyentes no conocen las Escrituras son fácilmente engañados por historias, mitos y fenómenos. Esos líderes tuercen la verdad para que la gente crea en su engaño.
La sabiduría intelectual, filosófica o académica lograda a través del sistema de educación moderno con maestrías o doctorados otorga prestigio y respeto a quienes están en posiciones de influencia y poder. Actualmente, la mayoría de escuelas e iglesias cristianas buscan líderes con tremendas credenciales para impresionar a los organismos seculares que los acreditan o a los ricos y líderes de la sociedad.
El primer paso para no ser engañado es reconocer que toda sabiduría humana es “insensatez para con Dios” (1 Co 3:19). Sócrates enseñó que reconocer nuestra propia ignorancia es el inicio para adquirir conocimiento o sabiduría.
El orgullo intelectual es enemigo de la verdad bíblica. Una vez un profesor me dijo: “si yo creo y practico lo que nos muestras de la Palabra de Dios en cuanto a las personas y a la verdad, debo denunciar casi todo lo que he aprendido durante años para obtener mis títulos”. Debemos tener cuidado especialmente con las ciencias, educación, psicología, religión y filosofía.
Las enseñanzas bíblicas sobre la crianza de los hijos, el origen y naturaleza del hombre, el desarrollo de madurez espiritual y carácter bíblico, la moralidad, las relaciones personales y las relaciones con la autoridad, etc., se oponen a la sabiduría de este mundo. Cuando la Biblia no es la autoridad suprema, la división es inevitable.
Puede parecer “tonto” enfocarse más en el aprendizaje de la Biblia que en la sabiduría de este mundo, ¡pero funciona! La Palabra de Dios no se equivoca. Ella trae unidad, transformación y plenitud. ¡Sé un insensato por Cristo! Enfócate hoy día en Su palabra.
“Señor Jesús, Guía mi pensamiento y mantenme pegado a Tu palabra. Quiero que la Biblia siempre sea la suprema autoridad y dirección para mi vida.”