2 Tim. 2: 22 “Huye~~ también de las pasiones juveniles, y sigue~~ la justicia, la fe, el amor y la paz, con los que de corazón limpio invocan al Señor.”
Pablo estuvo entrenando a Timoteo durante los últimos quince años, desafiándolo a ser “aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad” (2:15) y ser “instrumento para honra, santificado, útil al Señor, y dispuesto para toda buena obra” (2:21).
Él sabía lo que Timoteo podía ser para Dios, y le dijo que “huya constantemente de las pasiones juveniles”.
El imperativo “huye” significa “escapar, rehuir, o evitar” algo destructivo o dañino. “Juvenil” se refiere a las características adolescentes. “Pasión” es un “ansia, anhelo, deseo, lujuria” de lo prohibido, que crees necesitar. Puede referirse no solamente a pasiones sexuales sino también a ambiciones infantiles, curiosidad o egoísmo.
Independientemente de lo esto sea, debemos evitar la inmadurez, y “buscar continua y habitualmente” la madurez; “sigue” significa “hacer algo con un esfuerzo intenso y con el propósito y objetivo definido”. Timoteo debía buscar “la justicia, la fe, el amor y la paz” –un conjunto de rasgos de un cristiano maduro que inspira respeto.
“Justicia” es un accionar moralmente comprometido con la voluntad de Dios expresada en los mandamientos, y que progresa hacia una vida virtuosa que busca la obediencia. No es legalismo, sino devoción.
“Fe” es “fidelidad” y aparece en la lista de virtudes de Gálatas 5:22. La gente respeta a sus líderes cuando pueden confiar que cumplirán lo que dicen.
“Amor” es un compromiso desinteresado de beneficiar a otros. No es un sentimiento que se busca, sino una estrategia creativa y sacrificial para entregarte en beneficio de otros.
“Paz” no es la búsqueda de paz interna con Dios, sino buscar la tranquilidad y armonía en las relaciones entre el cuerpo de la iglesia.
No son los objetivos solo de Timoteo, sino de todos “aquellos que invocan al Señor con un corazón puro” con quienes Timoteo debía tener una relación maestro-pupilo. El método principal para lograr la madurez es buscar orientación en mutua rendición de cuentas o consejería. ¿Tú, a quién le rindes cuentas por estas áreas de crecimiento?
“Padre Celestial, guíame para encontrar gente piadosa a quien puedo rendir cuentas. Ayúdame a evadir las pasiones inmaduras mientras me guías a ser justo, fiel, amoroso y estar en paz con los demás, y por lo tanto ser efectivo en edificar al cuerpo de Cristo.”