Mat. 5: 44 “Pero yo os digo: Amad~~ a vuestros enemigos, bendecid~~ a los que os maldicen, haced bien~~ a los que os aborrecen, y orad~~ por los que os ultrajan y os persiguen.”
En Mateo 5:43 Jesús dice: “Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo, pero yo os digo…”, muestra un fuerte contraste de cómo pensar acerca de otros.
Jesús esperaba que Sus discípulos se comprometan con Sus mandamientos y Su cosmovisión, cambiando sus vidas para siempre.
Es verdad que tienes que “amar a tu prójimo”. Levítico 19:18 dice, “No te vengarás, ni guardarás rencor a los hijos de tu pueblo, sino amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo soy el Señor”. Proverbios 24:29 nos advierte contra pensamientos de venganza: “No digáis, Entonces yo le haré a él lo que él me ha hecho a mí”.
En ninguna parte del Antiguo Testamento dice “odia a tu enemigo”. El odio vino de una tradición que produjo gran enemistad contra quienquiera que tuviera ideas diferentes. Los primeros creyentes usaron esto para justificar su odio hacia los Gentiles y su rechazo a darles el mensaje del evangelio (Hechos 10; 11:19).
Ellos pensaban que Dios también los odiaba. La perversión es un elemento de verdad mezclado con mentiras demoníacas para destruir lo que Dios quiere decir.
El griego tiene cuatro palabras para “amor”: philia, amor de hermandad o amistad; storge, amor de familia; eros, deseo, sentimientos, sexo y romance (no aparece en el Nuevo Testamento); y ágape, amor que busca el mayor beneficio para otra persona, sin pensar en sus propios beneficios o su agenda personal. A este último se refiere Jesús en Mateo 5:44.
Nosotros podemos decidirnos a amar a un enemigo porque este amor no es una respuesta emocional sino un compromiso de accionar en beneficio de esa persona, sin mirar mis sentimientos. Es nuestra elección, por lo tanto, sí podemos amar a alguien que no nos gusta.
Se nos ordena “continuamente orar por aquellos que nos persiguen”. Aunque esto no los cambie, debemos continuar orando por las autoridades para mostrar que nos importan, independientemente de cómo nos traten. ¿Realmente, quieres ser como Jesús?
“Tú nos has mostrado cómo amar a quienes nos odian. Ayúdame a seguir Tu maravilloso ejemplo decidiendo no devolver mal por mal sino más bien orando por aquellos que me persiguen.”