Lucas 14:12-13 “Dijo también al que le había convidado: Cuando hagas comida o cena, no llames~| a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a vecinos ricos; no sea que ellos a su vez te vuelvan a convidar, y seas recompensado. Mas cuando hagas banquete, llama~~ a los pobres, los mancos, los cojos y los ciegos.”
Se ha dicho que el liderazgo es solo cuestión de actitud. Jesús advirtió muchas veces que Él escudriña nuestras actitudes o motivaciones tanto como las acciones mismas. Su juicio es mucho más exhaustivo que cualquier evaluación de un ser humano a otro ser humano y Él nunca se equivoca porque “Él (conoce) a todos los hombres” (Jn 2:24).
La insinceridad se muestra cuando haces cosas lindas para personas que pueden devolverte el favor y que, en efecto, esperas que lo hagan. “Tú rascas mi espalda, y yo te rascaré la tuya”. Los gobiernos corruptos construyen sus estructuras sobre este principio. La corrupción gobierna cuando devolver favores se hace más importante que las reglas o las leyes.
Algunas personas son tan empujadas al éxito y a ser importantes que solo se relacionarán con personas más importantes que ellas. En sus casas y oficinas abundan fotos suyas con personas importantes. Todo es parte de un esfuerzo vano de ganar notoriedad o favores. Jesús les advirtió a Sus seguidores que no busquen los mejores asientos (14:8-10), enseñándoles así la lección para la vida de saber que “cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla, será enaltecido” (14:11).
Debemos siempre preguntarnos por qué estamos haciendo lo que hacemos. Alguien dijo, “La mejor hospitalidad es la que se da, no la que se intercambia”, porque se trata de dar amor sin tener en mente una devolución.
Jesús no prohíbe en absoluto que se invite “a tus amigos, o a tus hermanos o a tus parientes o a tus vecinos ricos” a comer, pero sí nos prohíbe ser hospitalarios solo porque queremos que ellos nos inviten de vuelta y nos devuelvan lo que hicimos por ellos. Esto es importante para Jesús porque es la manera como Dios piensa, y Él espera que en nuestra vida social nosotros pensemos tal como Él piensa.
Jesús dijo, “Si amas a los que os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¿No hacen también lo mismo los publicanos?” (Mt 5:46).
Debemos ser hospitalarios únicamente para mostrar el amor de Dios y para animar a otros. ¿Puedes tú preocuparte así por alguien hoy?
“Padre, llévame hacia personas en necesidad, ayúdame y dame la habilidad para dar generosamente sin esperar nada a cambio.”