Lucas 14:10 “Mas cuando fueres convidado, ve*~ y siéntate*~ en el último lugar, para que cuando venga el que te convidó, te diga: Amigo, sube más arriba; entonces tendrás gloria delante de los que se sientan contigo a la mesa.”
Es impresionante cómo la gente, sin ninguna vergüenza, te dirá lo grande que es. La regla básica de sabiduría de Jesús fue nunca permitir que el honor sea debido a la autopromoción.
Jesús observó cómo la gente que estaba en el banquete gritaba por los mejores asientos para ser vistos como importantes. El lugar fue arreglado en forma de “U”, con el director a la cabeza. El protocolo en el mundo antiguo era dar a la persona más importante el asiento más cercano al director.
Si la audacia de alguno superaba su prudencia, podía arriesgarse a estar más cerca de la gente más importante o más rica. Sin embargo, si alguien más importante llegaba, él sería avergonzado al pedírsele que se mueva de allí.
Se debe tener mucha arrogancia para constantemente exaltarse a sí mismo y dominar cada conversación. Personas así creen sinceramente que son mucho más inteligentes que cualquier otro, y eso te lo hacen saber rápidamente. Generalmente tratan a los demás como si fueran inferiores. El título de un libro reciente atrae por su slogan: “Ya basta de ti, ahora hablemos de mí”.
El concepto que Jesús tenía en cuanto al honor que se da al humilde va mucho más allá de la forma común de pensar. Algunos intentan dar la apariencia de humildad, que es falsa, a fin de manipular a otros; otros tergiversan la humildad al criticarse a sí mismos en público.
La humildad verdadera se compara únicamente a sí mismo con Jesús, y aquellos que son realmente humildes reconocen su pecaminosidad personal y mantienen un punto de vista real en cuanto a sus limitaciones y capacidades para servir a otros. La persona humilde se dedica a hacer que otros sean exitosos, cubriendo sus necesidades y ayudándoles a convertirse en todo para lo que fueron diseñados.
Mientras más beneficiamos a otros, tenemos más probabilidades de ser reconocidos a su debido tiempo. Esperar que otros te honren complace al Señor y construye buenas relaciones.
“Querido Jesús, Tú nos mostraste la forma de vivir al nacer en un lugar humilde y vivir en condiciones pobres, y el Padre te ha exaltado a la posición más alta de todas. Ayúdame a entregarte a Ti mis aspiraciones de grandeza y solamente servir a los demás.”